La respuesta es simple: se trata de aquel hotel capaz de equilibrar de forma responsable el aprovechamiento de sus recursos naturales, económicos y humanos sin sobreexplotarlos. ¿Existen en México?
En una sola palabra: sí; pero es necesario hablar más ampliamente de este tipo de establecimientos. Por varias décadas, el turismo ha tenido un desarrollo continuo e, incluso, es considerado motor de progreso social en diversos países, porque atenúa la pobreza y desigualdad mediante la creación de empresas y nuevos empleos. Para la Organización Mundial del Turismo (OMT), se trata de una actividad multidimensional que permite ampliar oportunidades de progreso, distribución del ingreso y uso sustentable de los recursos naturales y culturales.
Desde esta perspectiva, la calidad del ambiente natural es esencial para el turismo; sin embargo, la relación que existe entre esta actividad y el entorno es muy compleja, y debe realizarse con cuidado, para evitar impactos negativos, tales como destrucción irreversible del entorno, generación de residuos sólidos, degradación ambiental, urbanización de áreas rurales y sobresaturación de la capacidad de carga de los destinos.
Mínimo impacto
Entre los instrumentos que tiene nuestro país para minimizar el impacto ambiental, destaca el Programa Nacional de Auditoría Ambiental (PNAA), que promueven la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) y la Secretaría de Turismo (Sectur), en donde participan las empresas hoteleras del país.
Este programa está dedicado a fomentar la autorregulación empresarial como una forma de cooperación con el gobierno, en la que a través de la adopción de instrumentos voluntarios de política ambiental, se obtenga un comportamiento más responsable de las empresas, implantando Sistemas de Gestión Ambiental (SGA), generando ventajas competitivas y mejorando los productos y servicios que ofertan.
En México, muchos hoteles sustentables se caracterizan por contar con SGA, y su gestión ambiental consiste en contar con una estructura organizativa que señale las responsabilidades, las prácticas, los procedimientos y los procesos para determinar y llevar a cabo las políticas ambientales de la empresa.
Fuente: Revista Equilibrio No. 46
Por: Diana Dávalos
Publicada: Junio 2012