Primero Google se encargó de poner información sobre cualquier tema en cualquier lugar del mundo al alcance de unos cuántos clicks, después Facebook cambió la interacción entre las personas dándoles la posibilidad de reencontrarse con viejos conocidos y crear nuevas amistades; pero la llegada de los smartphones sí que lo ha cambiado todo. Las personas ya no necesitan llegar a su casa u oficina para acceder a ninguno de los beneficios de estás plataformas, permanecen conectados todo el tiempo y sus expectativas están puestas en tener prácticamente cualquier cosa al alcance de su mano.
Los modelos de consumo se han visto invadidos entonces por una cultura de la inmediatez, en la que los usuarios acuden a su teléfono para comunicarse con otros, sí, pero también para resolver dudas y acceder a numerosos productos y servicios por lo que antes generalmente debían esperar; así que las marcas han respondido a ello poniendo en sus dispositivos las puertas para acceder a todo un mundo de posibilidades.
Este fenómeno tecnológico y cultural ha facilitado el surgimiento de modelos como Uber y Airbnb, permitiéndonos avanzar hacia la que bien podría ser llamada la siguiente etapa en la evolución de los negocios del mundo digital. La llamada sharing economy o economía colaborativa, un término rodeado de confusión que se utiliza con frecuencia erroneamente para definir a toda una amplia gama de modelos que utilizan las nuevas tecnologías para acercar los productos y servicios a los consumidores.
A simple vista, podría parecer que solicitar un servicio de Uber a través de tu teléfono y pedir una pizza no es tan diferente, sin embargo el servicio de entrega de tu restaurante favorito o los envíos de Amazon no son para nada modelos que encajen en la economía del compartir. En ellas accedes a una versión móvil de un modelo que impulsa la entrega de un producto entre un punto y otro a través de intermediarios. El modelo de Uber por el contrario ha buscado desde su origen facilitar un intercambio entre personas.
Ambos modelos están orientados a satisfacer las necesidades del consumidor que utiliza su smartphone para acceder a lo que necesita en el mundo real, así que ¿cómo podemos identificar realmente cuando uno de ellos forma parte de la familia de la economía del compartir?
En un artículo publicado por FastCompany, Rachel bootsman, experta en el tema comparte cinco ingredientes clave para reconocer a las empresas impulsadas por la economía colaborativa
- La idea principal del negocio es descubrir valor en los activos no utilizados o infrautilizados, ya sea por sus beneficios monetarios o no monetarios.
- La empresa tiene una misión clara impulsada por valores y se basa en principios importantes como la transparencia, la condición humana y la autenticidad para la toma de decisiones estratégicas a corto y largo plazo.
- Los proveedores en el lado de la oferta deben ser valorados, respetados y dotados de poder, ya que las empresas adquieren un compromiso para impulsar su desarrollo económico y social.
- Los clientes deben encontrar en las plataformas una forma más eficiente de obtener los bienes y servicios que necesitan.
- El negocio debe ser construido con base en redes descentralizadas para crear un sentido de pertenencia, responsabilidad colectiva y beneficio mutuo en conjunto con la comunidad en la que se desarrollan.