El 2020 nos ha tomado por sorpresa en todos los aspectos. No solo ha cambiado el estilo de vida y rutina de millones de personas, también se ha vuelto un año crucial para temas relacionados con el desarrollo sostenible y la responsabilidad social de las empresas.
La crisis sanitaria está invitando a replantear la forma en que vivimos, trabajamos y consumimos, lo que ha modificado diversas perspectivas y permitido ver la respuesta de las empresas en términos de salud y bienestar de los colaboradores.
Aunado a esto, el 2020 intensificó el movimiento por la justicia racial y los colaboradores. Y clientes e inversores comenzaron a exigir con más fuerza que las empresas adopten una postura socialmente responsable así que…
¿Qué valor ha tomado el 2020 para la responsabilidad social?
Para saber qué opinan diversas empresas socialmente responsables y sus líderes, la compañía thinkPARALLAX reunió a inversores y profesionales de sostenibilidad corporativa de TPG, JUST Capital , Workday, The Estée Lauder Companies y KKS Advisors para una discusión digital de Perspectivas.
Durante esta conversación se resaltó que las compañías han estado centrado sus esfuerzos en mejorar y calcular su huella de carbono así como analizar sus políticas laborales y postura social.
Para thinkPARALLAX, una organización puede hacer esfuerzos para diversificar su junta y su fuerza laboral, o crear programas para mejorar el bienestar de los trabajadores, pero esto es solo un comienzo y más cuando las compañías deben adaptarse a lo será la nueva normalidad.
Abordar las desigualdades sistémicas profundamente arraigadas requiere un compromiso mucho mayor y medios para medir el éxito. Hasta ahora, las empresas han logrado no hacer nada o solo lo mínimo, gracias a los acontecimientos de 2020.
thinkPARALLAX.
Por su parte, Martin Whittaker, CEO de JUST Capital, señaló que estamos en un punto de inflexión, sobre todo porque lo que ha sucedido durante los últimos tres meses aceleró lo realizado durante los últimos 20 años de trabajo en materia de responsabilidad social.
Ahora más que nunca, se espera que los miembros de la junta corporativa, los inversores y los ejecutivos consideren el bienestar de los colaboradores, los grupos de interés y los problemas sociales complejos como la desigualdad racial.
Martin Whittaker, CEO de JUST Capital.
Las empresas están luchando para abordar estos problemas, y todos necesitan tirar el manual y repensar por completo cómo abordan la equidad en el lugar de trabajo, porque algo no está funcionando.
Pero a medida que la RS se roba el reflector, ¿se van quedando los conflictos ambientales atrás? De acuerdo Alison Humphrey, directora de responsabilidad social en TPG, es todo lo contrario.
Problemas ambientales y sociales se abordan juntos
Lo mejor de la responsabilidad social es que puede ayudar a las empresas a hacer un mejor trabajo al abordar los desafíos ambientales y sociales porque los dos están vinculados. Las personas en situaciones vulnerables, por ejemplo, están sufriendo y continuarán sufriendo primero y peor por los efectos negativos de la crisis climática, dice la Unión de Científicos Preocupados .
Hay mucha interseccionalidad interesante con la justicia social y el clima, ambos están muy conectados. El trabajo sobre el clima es duro y agotador, y muchas personas no sienten la urgencia ni se resisten al costo inicial de la transición o no comprenden cuan dependiente es la humanidad de nuestros ecosistemas.
Alison Humphrey, directora de responsabilidad social en TPG.
En muchos sentidos, los conflictos ambientales reflejan muchos de los desafíos con los problemas sociales y no se puede abordar una sin la otra. Si bien medir el impacto social sigue siendo difícil, esto ya no será una excusa para que las empresas no lo intenten.
Aleksandra Dobkowski-Joy, directora ejecutiva de ESG en The Estée Lauder Companies compartió durante esta charla que es esencial que las empresas aborden nuestra capacidad de lograr una sociedad equitativa y hacer un progreso ambiental.
Por su lado, Erik Hansen, director de sostenibilidad de Workday compartió que incluso antes de los eventos de 2020, Workday incluyó el impacto social en su estrategia de sostenibilidad ambiental.
De acuerdo con él, los eventos de los últimos meses han ilustrado cuán valioso es el pensamiento sistémico y muestran que somos una comunidad global conectada. Esa conexión entre el clima, el medio ambiente, las personas y la salud.
Un futuro prometedor
A pesar de todo lo que ha derivado este 2020, aún hay motivos para tener esperanza. La pandemia mundial en curso está destruyendo el antiguo mito de que las empresas deben sacrificar el retorno para ser un buen ciudadano corporativo: los fondos están superando al mercado en general durante esta recesión económica.
Las empresas también están aprendiendo a través de muchas pruebas y errores, haciendo hincapié en el «error”, sobre cómo abordar un problema insoluble que perjudica a todos y que ningún gobierno, organización o individuo puede resolver solo.
Además, la competencia implacable puede estar dando paso a una colaboración constructiva y las lecciones que está dejando el 2020 aún podrían aplicarse para abordar la crisis climática más existencial en última instancia.
En conjunto, necesitaremos mejorar mucho en la medición y comunicación de la RS, tal como lo hemos hecho con los temas ambientales. En medio de esta tremenda agitación, todos nos estamos uniendo de maneras que eran insondables hace solo unos meses, y demostrando que la acción colectiva es realmente posible.
Aleksandra Dobkowski-Joy, directora ejecutiva de ESG en The Estée Lauder Companies.
El clima puede comenzar a adquirir una nueva importancia porque los efectos climáticos exponen las inequidades tal como lo ha hecho COVID-19, sobre todo porque esta pandemia nos ha enseñado la importancia de la resiliencia, la interdependencia y el riesgo sistémico y cómo abordarlo, y cómo podemos ser más efectivos trabajando juntos.
Shah de KKS fue más cautelosamente optimista en esta discusión y compartió:
Me preocupa que muchas compañías sientan presión para maximizar las ganancias que salen de la pandemia hacia una nueva normalidad. El ESG y el corto plazo no necesariamente van de la mano. El largo plazo es un requisito previo para el ESG.
Sin embargo, Shah agregó que se ha inspirado en el movimiento de masas por la justicia racial impulsado por la generación más joven, ya que a medida que Millennials y la Generación Z continúen asumiendo el control de la fuerza laboral y asumiendo roles de liderazgo, esta mentalidad activista podría cambiar el futuro de ESG.
Quizá en los siguientes meses y próximos años podamos centrarnos menos en la reducción de los presupuestos, y en su lugar enfocarnos en cómo la pandemia nos ha obligado a mirar más allá de las iniciativas únicas de RSE y sostenibilidad hacia un negocio más estratégico.
La realidad es que mientras seguimos avanzando hacia un futuro incierto, la única certeza es que las cosas cambiarán y depende de las empresas, sociedad y gobierno asegurarnos de que sea para mejorar.
