A través del agujero de una barrera de alambre, un hombre le entrega un bebé a un refugiado sirio que ha logrado cruzar la frontera de Serbia con Hungría. Es agosto de 2015 y se trata de una de las peores crisis de refugiados en la historia.
El momento captado se lo debemos al fotógrafo Warren Richardson, quien consiguió con esa imagen el World Prees Photo of the Year 2016, primer premio del concurso anual de fotografía más prestigiado del mundo.
Aunque para muchos no sea más que una imagen, retrata el dramatismo que viven 60 millones de refugiados. Su realidad, dice quien convivió con ellos durante 10 años, es algo que difícilmente podríamos imaginar.
“La mayoría de nosotros pasamos por la vida sin tener que enfrentarnos a ese miedo que obliga a huir a la gente, a abandonar todo lo que les resulta familiar. Tratemos de imaginar el valor que hace falta para afrontar la perspectiva de pasar meses, años o incluso toda la vida en el exilio”.
Así hablaba António Guterres en uno de los tantos discursos que dio como Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados, entre 2005 y 2015.
Durante esa década, recorrió zonas en crisis humanitaria por América Latina, África y Asia. Cuentan sus colaboradores que pasaba horas con los refugiados, comía con ellos en sus campamentos y hablaba de fútbol, una de sus pasiones.
Los perfiles y biografías que se encuentran de quien asumirá las riendas de la ONU el 1 de enero de 2017 destacan su “sensibilidad social”, “responsabilidad” y “solidaridad”.
Ban Ki-moon, quien le deja el cargo a António Guterres, le reconoce no sólo su amplia trayectoria política y diplomática sino el “espíritu solidario y compasivo”, “sus instintos de cooperación para el bien común y la responsabilidad compartida”.
Además de encabezar los esfuerzos de Naciones Unidas para los refugiados, Guterres fue primer ministro de Portugal entre 1995 y 2002, presidente del Consejo Europeo durante la primera mitad del 2000 y también presidente de la Internacional Socialista de 1999 a 2005. En unos días asumirá como noveno secretario general de la ONU, cargo para el que fue investido el pasado 12 de diciembre.
En su discurso de investidura, reconoció la incapacidad de respuesta que ha tenido Naciones Unidas ante los desafíos actuales y anticipó reformas profundas en la organización.
Momento clave
Su gestión, que se extenderá los próximos cinco años con posibilidad de una única reelección, será determinante para el éxito o fracaso de los esfuerzos globales en materia de desarrollo sostenible.
“Acuerdos históricos como la Agenda 2030 y el Acuerdo de París representan una oportunidad única para António Guterres. Él ha asumido la responsabilidad de movilizar a todo el sistema de la ONU, junto con otras organizaciones regionales e internacionales, sociedad civil y sector privado para apoyar a los Estados en la implementación de los objetivos globales”, asegura Antonio Molpeceres, coordinador residente de Naciones Unidas en México.
Los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que constituyen la Agenda 2030, dice, otorgan al sector privado y la sociedad civil un papel más protagónico. Esto a diferencia de esfuerzos globales previos como los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), que enfocaron sus políticas hacia los gobiernos y jefes de Estado dejando resultados inconclusos.
Por eso Antonio Molpeceres habla de una oportunidad histórica y un nuevo desafío para el sector privado.
“El nuevo secretario general de la ONU ha reconocido que la organización no puede cumplir su misión por sí sola. Es un convencido de las alianzas. Los ODS sólo se alcanzarán si las empresas se involucran como socios para el desarrollo”.
Hacia el desarrollo sostenible
El canal que tiene Naciones Unidas para impulsar la Agenda 2030 desde las empresas y sociedad civil es el Pacto Mundial, una red que nació formalmente en el 2000, un año después de que el entonces secretario general de la ONU, Kofi Annan, convocara al sector privado a un «global compact».
Actualmente suma 13 mil participantes de 165 países, que representan 25% de la economía global y generan 64 millones de empleos en el mundo. El compromiso adquirido es reportar, a través de una plataforma pública, su gestión en temas de derechos humanos, estándares laborales, medio ambiente y anticorrupción.
“Debemos promover hoy más que nunca el Pacto Mundial y destacar los beneficios mutuos de la responsabilidad corporativa. No puede haber erradicación de la pobreza sin generación de riqueza”, se lee como parte de la visión de António Guterres en un documento de trabajo difundido desde la dirección ejecutiva del Pacto Mundial a sus redes locales.
¿Y qué dicen los líderes en México?
Esto da confianza al coordinador del Pacto Mundial en México, Marco Antonio Pérez Ruiz, quien tiene “las mejores expectativas del nuevo secretario general, pues identifica el rol fundamental del sector privado para alcanzar el desarrollo sostenible y legitima, como lo hizo Ban Ki-moon, al Pacto Mundial como el canal para hacerlo”.
Con 800 empresas y organizaciones adheridas en México, la red local prevé triplicar el número de sus participantes en los próximos dos años y, con este objetivo, trabaja de manera constante con empresas líderes en su sector y cámaras gremiales, como el Consejo Coordinador Empresarial (CCE) y la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex).
“El impulso al desarrollo sostenible desde el sector privado es un tema percibido actualmente como valioso y relevante por colaboradores, usuarios, proveedores”, explica Sergio Hidalgo, director general de OHL México, empresa miembro de Pacto Mundial desde 2014.
“Estamos convencidos de las ventajas que tiene conectar nuestras estrategias de negocio y responsabilidad social con las prioridades mundiales que establecen los ODS y la Agenda 2030 de la ONU”, dice.
La confianza otorgada a la nueva gestión de la ONU, como un hito sin precedente para apuntalar los esfuerzos conseguidos en materia de responsabilidad corporativa y desarrollo sostenible, es compartida. ¿Conseguirá António Guterres cumplir las expectativas?