Si alguien te ofreciera gran cantidad de dinero por hacer algo poco ético… ¿qué le dirías? ¿Considerarías la posibilidad o simplemente rechazarías tal oferta?
Si bien las respuestas podrían ser inesperadas, hoy podemos vislumbrar lo que haría la mayoría de inversionistas ante la tentación de rendimientos más altos.
El estudio llamado Global Investor Study 2020 realizado por Schroders, nos comparte sus respuestas. ¡Echa un ojo!
¿Quién es Schroders y de qué va este estudio?
Schroders es una compañía multinacional británica de gestión de activos, fundada en 1804 que busca crear un futuro mejor invirtiendo responsablemente para sus clientes.
La empresa reconoce que como gestor de inversiones global, tiene un papel importante que desempeñar en la configuración del futuro de todos sus accionistas, por tal razón, llevó a cabo un estudio que diera a conocer qué mueve a los inversionistas.
Para generarlo, Schroders encargó a Raconteur hiciera un estudio en línea independiente de 23.450 personas en 32 lugares de todo el mundo entre el 30 de abril y el 15 de junio de 2020.
La investigación define a las «personas» como aquellas que invertirán al menos 10.000 € (o el equivalente) en los próximos 12 meses y que hayan realizado cambios en sus inversiones en los últimos 10 años.
¡Los resultados fueron los siguientes!
¿Ética o dinero?
La ética en sí, se relaciona con la moral y la acción humana. Esta generalmente se divide en diferentes tipos, sin embargo, la ética individual es aquella que se encarga de las relaciones y el comportamiento propio dentro de una empresa.
De acuerdo con Business Green, invertir es una acción individual, y una serie de influencias se involucrarán respecto a donde hacerlo. El sistema de valores es una de estas influencias y, para la mayoría de las personas esto parece NO ser negociable.
De acuerdo con el Global Investor Study 2020, más de las tres cuartas partes (77%) de los inversores se niegan a comprometer sus creencias personales al invertir, incluso si se ofrecieran mayores rendimientos.
Entre el 23% restante y de aquellos inversores que sí estarían dispuestos a comprometerse, los rendimientos tendrían que ser significativos, al menos el 21%, para convencerlos de hacerlo. Esto es casi el doble del rendimiento anual promedio que esperan los inversores durante los próximos cinco años.
Más años… más ética
Por otra parte, el estudio reveló que los inversores más jóvenes tienen más probabilidades de comprometerse a obtener mayores rendimientos, es decir que cuanto a mayor edad del inversor, es menos probable que este se encuentre dispuesto a renunciar a sus valores personales.
Mientras que el 75% y el 76%, respectivamente de los jóvenes de 18 a 37 años y de la generación X (de 38 a 50 años) no invertirían en contra de sus creencias personales.
Y el 82% de los mayores de 51 años no obtendrían rendimientos más altos si estos vienen a expensas de sus creencias personales.
La residencia… ¿influye?
En efecto, de acuerdo con Schroders, los resultados también varían significativamente según el país.
Los datos sugieren que los chinos son los más comprometidos a invertir de acuerdo con sus creencias personales, y el 90% de los encuestados informa que no sacrificarían sus valores al invertir.
En el otro extremo se encuentran los inversores en EE. UU. y Singapur, un tercio de los cuales invertiría en contra de sus creencias si eso significara mayores rendimientos. Mientras que…
En México 1 de cada 4 inversionistas invertiría en empresas y proyectos que fueran contra sus propios valores.
De acuerdo con el estudio, el 76% de mexicanos no lo haría pero sí el 24%, lo que nos coloca como el país 21 de los 32 estudiados. Seguidos por lugares como Canadá, Emiratos Árabes Unidos, Hong Kong, Argentina y demás.
¿Es necesario sacrificar la rentabilidad?
La sostenibilidad se define como el desarrollo que satisface las necesidades de las generaciones presentes sin comprometer las posibilidades de las del futuro para atender sus propias necesidades. Esta abarca tres esferas clave:
- Social.
- Económica.
- Ambiental.
De un tiempo para acá muchas empresas están buscando ser sostenibles, empero, estudios anteriores han revelado que a los inversores todavía les preocupa que tengan que sacrificar los rendimientos por la sostenibilidad.
Ante esto, Hannah Simons, directora de la estrategia de sostenibilidad de Schroders, dice que los resultados fueron buenos y se siente alentada.
Es alentador observar que el estudio de este año muestra que el 42% de los inversores se sienten atraídos por inversiones sostenibles porque creen que es más probable que ofrezcan mayores rendimientos.
Los resultados de la encuesta de este año son claros: los rendimientos no son la única influencia de las decisiones de inversión.
La gente quiere que sus valores se reflejen en la forma en que invierten. La gente busca cada vez más contribuir a una sociedad más sostenible a través de sus inversiones.
Hannah Simons, directora de la estrategia de sostenibilidad de Schroders.
«La sostenibilidad no tiene por qué ser a expensas del rendimiento y es prometedor ver que esto se manifiesta con más fuerza cada año en los datos», continúa. «La comunicación es clave para que los inversores comprendan lo que realmente significa la inversión sostenible y cómo se ve esto en sus carteras, y este es un enfoque fundamental para nosotros».
Inversión sostenible
De acuerdo con BlackRock, la inversión sostenible consiste en invertir en el progreso y en reconocer que las empresas que resuelven los mayores desafíos del mundo son las mejor posicionadas para crecer.
Se trata de ser pioneros en encontrar las mejores maneras de hacer negocios y crear el dinamismo para animar a cada vez más personas a optar por el futuro que estamos trabajando para crear.
Todo esto se logra mediante la combinación de enfoques de inversión tradicionales con percepciones medioambientales, sociales y de gobierno corporativo (ESG), los inversores, desde instituciones mundiales hasta particulares, están adoptando un enfoque sostenible para alcanzar sus objetivos de inversión.
Hasta el momento, Global Investor Study 2020 nos otorga excelentes indicios poniendo a la ética a la cabeza y definitivamente no al dinero, lo cual es una buena noticia para el camino hacia la sostenibilidad.