Los CEO’s están implementando distintas reglas dentro de sus empresas, una de ellas es cambiar su oficina por un lugar a un lado de sus colaboradores pero esta medida no ha resultado muy buena.
Un ejemplo de ello es Jordan Hamad, quien trasladó su firma de asesoría tecnológica, y hace cuatro años tenía todas las características de una compañía de arranque de ensueño: un espacio abierto, pisos de concreto y mesas comunales hechos a la medida.
Tiempo después, Hamad, fundador de Chairseven , de 33 años, cambió su forma de pensar y dijo querer otra cosa: paredes y puertas.
Se realizó este cambio de planes porque resultó que las paredes no absorbían el sonido. Por otro lado, era imposible intercambiar ideas ya que su equipo y él utilizaban audífonos para bloquear el desorden auditivo. Para poder realizar juntas o llamadas privadas, Hamad tenía que trasladarse a la sala de impresoras para evitar el ruido.
Ahora, al tiempo que muda su compañía de Portland, Oregon, a Nueva York, Hamad se ha unido a un grupo de jefes que están dejando de lado el igualitarismo de trabajar junto a sus empleados para optar por la tradicional oficina privada.
«La gente dirá que es genial tener al director general junto a ti, pero al final de cuentas, tu equipo a veces necesita su espacio y tú necesitas el tuyo«, apuntó Hamad, quien actualmente arrenda una oficina privada para sí mismo y un espacio de oficina integrada para su personal.
Otros miembros de alto nivel del equipo pronto tendrán también un espacio de oficina privado, señala Hamad.
De acuerdo con la Asociación Internacional de Manejo de Instalaciones, casi el 70% de los espacios de oficina en Estados Unidos son de concepto abierto, comparado con un 64% de hace veinte años.
Encabezados por directores generales como Michael Bloomberg; Carlos Brito, de AB InBev NV; y Tony Hsieh, de Zappos.com, más ejecutivos han renunciado a sus oficinas cerradas por un escritorio abierto para proyectar una relación amistosa y cordial con los compañeros de trabajo.
Según datos de The Wall Street , cada vez que los empleados y los gerentes están más cerca, la productividad es afectada. En una revisión de más de 100 estudios de ambientes laborales, investigadores británicos hallaron que a pesar de mejorar la comunicación en algunos casos, los espacios abiertos de oficina dañan la motivación y la habilidad de los trabajadores para concentrarse.
«Cuando estás en un territorio que es claramente tuyo, tienes un mejor desempeño«, apunta Sally Augustin, psicóloga ambiental y directora en Design With Science, una consultoría con sede en La Grange Park, Illinois