Las luces de colores han invadido ya las calles de las ciudades del mundo y la gran mayoría de los hogares albergan ya preciosos árboles decorados con moños, esferas y tal vez algún otro adorno responsable. Los cielos en lugares sumamente fríos han comenzado a dejar caer la nieve y para algunos niños este es el momento ideal para dar vida a frosty, el clásico muñeco de nueve que se ha convertido en un ícono de las fiestas decembrinas. El mundo entero espera la llegada de Santa Claus y sus miles de regalos para los pequeños que se han portado bien a lo largo del año; pero no todo es amor en estas fiestas, y mucho menos responsabilidad social y para notarlo basta con dar un vistazo a Yiwu, China; donde se fabrican más del 60% de las decoraciones de todo el mundo.
Ubicada unos 300 kilómetros al sur de Shangai, Yiwu también es conocido como el pueblo de Navidad de China, aunque más que el mágico taller de Santa en el polo norte retratado por años en el cine y la literatura, la ciudad parece una tierra completamente alejada de las festividades decembrinas. Los elfos de mejillas rosadas no han llegado aún a este lado del planeta y en lugar de casas con paredes de caramelo, la ciudad alberga unas 600 fábricas que se encargan de producir más de la mitad de las decoraciones que se utilizan en otros países.
Estas 600 fábricas emplean a cientos de trabajadores migrantes que laboran durante 12 horas diariamente para ganar entre 200 y 300 euros al mes; y de acuerdo con un artículo publicado por The Guardian, ellos ni siquiera parecen estar muy seguros de lo que Navidad significa.
“Tal vez es como el año nuevo chino para los extranjeros”, dice a la publicación un chico de sólo 19 años de edad que llegó desde la provincia de Guizhou para trabajar en la fabrica. el nombre del joven es Wei y su trabajo consiste en aplicar polvo rojo a unas cinco mil piezas de decoración diariamente, una labor agotadora y riesgosa, ya que debe cuidarse de no inhalar el polvillo que posiblemente tendría serias consecuencias en su salud.
El resultado de su labor descansa en el Mercado Internacional de Yiwu, un conjunto de alrededor de 62 mil puestos en los que miles de artículos esperan pacientemente a sus compradores, quienes en un arranque de consumismo adquieren cosas que no necesitarán.
El complejo declarado por la ONU como el mayor mercado minorista de pequeña producción mercantil en el mundo, por lo que si bien pueden encontrarse toda clase de artículos, el distrito dos es el dedicado a estas festividades.
Un gran colorido invade el mercado de Yiwu con miles de adornos navideños listos para viajar a veces incluso varios kilómetros para viajar a su destino, al otro extremo de la cadena de producción, donde la alegría de los consumidores no puede compararse con las cuestionables condiciones de trabajo que viven los fabricantes tal vez al otro extremo del mundo.
Hola!
Considero que este artículo contiene información valiosa que me permite reflexionar como consumidor el daño que ocasiona la producción de los adornos navideños que no solo afecta a miles de trabajadores que laboran en condiciones deplorables, si no que es causante de daños al medio ambiente.
Por otro lado es importante destacar el lado objetivo y no ser tan fatalista ya que se pueden sugerir soluciones de responsabilidad social y cuidado del medio ambiente promoviendo la compra de artesanías regionales o motivar a las familias a hacer sus propias decoraciones.
Esto último propone una posible solución y permite un mejor enfoque para la reflexión final del lector.
Saludos!