La inequidad social, las condiciones geopolíticas, las consecuencias del cambio climático y otros factores se han conjugado para que los desastres naturales y las crisis humanitarias sean temas que aparecen de forma constante en la agenda mundial. Es por eso que tiene sentido que los gobiernos y las organizaciones civiles se pregunten quién debe manejar los recursos que se liberan para atenderlos.
Sería fácil asumir que las organizaciones más grandes, con mayor cantidad de personal y nivel de profesionalización, son las que deben administrar las donaciones y apoyos oficiales, pero ese no parece ser el caso, de acuerdo con una encuesta reciente realizada por Thomson Reuters Foundation en el marco de World Humanitarian Forum.
Según reporta Huffington Post, la encuesta, realizada entre 25 organismos de asistencia, arrojó que la mejor opción es que los recursos sean manejados por organizacionles locales que conozcan bien los problemas de la región.
Respondiendo especificamente sobre el terremoto en Nepal (en 2015), un 90% de las OSC internacionales estuvo de acuerdo con que el financiamiento proveniente de agencias de la ONU y gobiernos debió repartirse directamente entre organismos nacionales. Los internacionales, opinó un profesional «no comprendían el contexto» en el que se dio el desastre.
El encuestado agregó que aunque la asociación con OSC locales puede haber retrasado la respuesta, también fue más efectiva en otros aspectos y construyó capacidades para futuras situaciones.
En el estudio no participaron algunas grandes organizaciones, con presupuestos de más de 2 billones de dólares, como World Vision y Save the Children, pero esta es una opinión que ha sido respaldada por otras acciones. Por ejemplo, 23 organismos, entre los que se encuentra Oxfam, firmaron la iniciativa Charter for Change, comprometiéndose a entregar el 20% de sus fondos humanitarios a organizaciones locales.
Entre los retos para lograr este tipo de cooperación, Huffington Post cita el que se deben formar relaciones equitativas, en las que las organizaciones más grandes reconozcan el valor de los conocimientos de las locales. Por su parte, las OSC locales deben aprender a ofrecer la transparencia y cuenta de resultados que los donantes exigen.