Para proteger la biodiversidad de la Amazonia, el gobierno de Ecuador propone no explotar su petróleo si la comunidad internacional colabora pagando las pérdidas de ingresos que esto implicará.
“Es un programa que se embarca dentro de la voluntad de Ecuador de trabajar en propuestas alternativas para combatir el cambio climático”, dijo a Excélsior María Fernanda Espinosa, ministra del Patrimonio y Medio Ambiente de Ecuador.
La iniciativa Yasuní ITT fue presentada por el presidente Rafael Correa, en 2007, ante distintas organizaciones internacionales, como Naciones Unidas (ONU) y la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP).
“El gobierno ecuatoriano propuso no explotar 20 por ciento de sus reservas petroleras que corresponden a cerca de 900 millones de barriles de petróleo que se encuentran en una zona de alto interés biológico”, afirmó la ministra.
Esa región es el Parque Nacional Yasuní, el cual es considerado como la reserva de biósfera más grande del mundo, con dos mil 274 diferentes tipo de árboles, 596 especies de pájaros y 121 réptiles viviendo en las 982 mil hectáreas de la reserva. En una sola hectárea coexisten más de 100 mil insectos.
Dos tribus indígenas habitan ahí en armonía con la naturaleza: los tagaeri y los taromenane. O se permite el acceso a la mitad de la reserva, es inaccesible para que esos grupos mantengan su modo de vida.
Según el gobierno, esta parte de la Amazonia es una de las únicas que no ha enfrentado las consecuencias del cambio climático. Las temperaturas se quedaron estables y la pluviometría se ha mantenido en altos niveles.
“Al no explotar el petróleo, Ecuador está contribuyendo a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Eso correspondería a la no emisión de más de 400 millones de toneladas métricas de CO2 que no estarían emitiendo al no explotar esta cantidad de petróleo”, expresó María Fernanda Espinosa.
La industria petrolera de Ecuador representa 60 por ciento de los ingresos de ese país, donde 40 por ciento de la población vive bajo el nivel de pobreza.
La decisión de no explotar el petróleo de esa zona representará para el gobierno la pérdida de más de siete mil millones de dólares. Sin embargo, Ecuador negocia con la comunidad internacional una corresponsabilidad planetaria para que los países contribuyan con 50 por ciento de lo que la nación sudamericana percibiría por la explotación normal de estos recursos.
“El Parque Yasuní es el hogar de una biodiversidad que no es la propiedad de Ecuador, pero sí del mundo entero. Todos deben participar en su preservación”, señaló la ministra.
El gobierno de Ecuador garantiza una contribución nacional contra el cambio climático de tres mil millones de dólares, explicó la funcionaria.
“Además estamos contribuyen a garantizar los derechos de los pueblos indígenas, en su aislamiento voluntario, que habitan en esas zonas de la Amazonia ecuatoriana”, agregó.
La Amazonia sufre una marcada degradación por la deforestación. El pulmón del planeta, como suele llamar a la región, tiene una superficie de 857 mil kilómetros cuadrados. Ocho países se dividen la zona: Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Guyana, Perú, Surinam y Venezuela.
En su informa de 2009, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) reveló que la destrucción de la vegetación de la Amazonia representaba 17 por ciento de su territorio, lo que equivale a todo el territorio de Venezuela.
Con esa iniciativa, Rafael Correa espera llegar a un acuerdo para invertir en cinco ámbitos para el desarrollo de Ecuador, como la reforestación y restauración de ecosistemas degradados, la inversión científica, tecnológica y social en la zona amazónica, además del mantenimiento del sistema de protección de las 44 zonas del país, que representan 20 por ciento del territorio ecuatoriano.
“Pero, el primer ámbito y el más importante es el cambio de matriz energética, es decir, la inversión en energías renovables para que podamos dejar poco a poco el uso de los combustibles fósiles en la producción de electricidad”, instó la ministra Espinosa.
El proyecto Yanusí ITT será administrado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), en el cual participará el gobierno ecuatoriano, representantes de otros países y los habitantes, aseguró la funcionaria.
El trabajo de negociaciones va bien, según Espinosa, debido a que Ecuador ya tiene el apoyo de la Comisión Europea, del Grupos de los 77 países no aliados, de China, del Grupo de Río, que representa a los países de América Latina y el Caribe.
“Además, el gobierno alemán se comprometió con un aporte de 50 millones de euros anuales por un periodo de 13 años.
“La Unasur respaldó por unánime la iniciativa y esperamos que haya un interés de contagio de las naciones con similares características a las de Ecuador, es decir, una nación petrolera en desarrollo con grandes necesidades inversión pública”, señaló María Fernanda Espinosa.
Ecuador está en espera de la firma del mecanismo financiero que garantica los aportes internacionales para poder crear el fondo.
Ese programa debería ser firmado oficialmente el próximo 3 de agosto en Quito, afirmó la ministra Espinosa.
Fuente: Excélsior – global, p. 6
Autor: Pierre-Marc René
Publicada: 1 de agosto de 2010
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