La administración del mandatario de los Estados Unidos está promoviendo que las universidades del país dejen de aplicar guías y recomendaciones que fueron aprobadas en su momento por el anterior presidente, Barack Obama, que están dentro de la política conocida como «acción afirmativa» que favorece a las minorías raciales y de género en sus procesos de admisión como forma de alentar la diversidad en el sistema educativo del país.
La idea era que la universidad fuera para todos y que los campus reflejaran la diversidad étnica del país y evitar así la discriminación de las minorías más castigadas de Estados Unidos. Sin embargo, el país ya dejó claro que se debe eliminará la discriminación positiva de las minorías avalada por Barack Obama.
El gobierno anterior quería incorporar a la educación superior a jóvenes de minorías raciales que no podrían acceder a universidades sin este tipo de prácticas en los sistemas de admisión.
Jeff Sessions, fiscal general de Estados Unidos dijo que las recomendaciones legales para las universidades que buscaban considerar la raza como un factor de admisión eran obsoletas e innecesarias.
Ante ello, defensores de la libertad civil condenaron la decisión de la administración Trump.
El gobierno de Estados Unidos no cree en la diversidad racial y se corre el riesgo de que los funcionarios universitarios cambien su enfoque de maneras que podrían dañar al país.
De acuerdo con Kristen Clarke, presidente y directora ejecutiva del Comité de Abogados para los Derechos Civiles bajo la ley, el gobierno federal no cree en la diversidad racial y se corre el riesgo de que pueda ver a los funcionarios universitarios volviendo al tablero, revisando sus políticas y cambiando su enfoque de maneras que pueden ser dañinas para el país.
Datos de Abc, señalan que los departamentos de Educación y Justicia han anunciado que eliminan las directrices establecidas por Obama, que servían de guía a los centros académicos para sus políticas de admisión.
«El objetivo era que los campus tuvieran en cuenta el factor racial con el fin de fomentar la igualad de oportunidades y un ambiente de convivencia entre personas de diferente origen».
En 2011 y 2016, los departamentos de Justicia y Educación reconocieron el interés de las instituciones de formación superior en «lograr los beneficios de un cuerpo estudiantil diverso» y les instaba a dar pasos de forma proactiva, dentro de los límites constitucionales.
En noviembre, Sessions pidió a su departamento que evaluaran las políticas que estaban en vigor ya que desde su punto de vista, iban más allá de lo que las leyes y la jurisprudencia marcaban en materia de diversidad. De acuerdo con El País, Jeff investigó los métodos de la Universidad de Harvard, uno de los primeros centros en impulsar las políticas de discriminación positiva, que en Estados Unidos arrancan en los años 60 en paralelo a la lucha de los derechos civiles.
Hace cuatro años, varias agrupaciones asiático-americanos presentaron una denuncia donde dijeron que se sentían discriminados frente a blancos, negros y latinos a la hora de intentar entrar en la prestigiosa universidad de Massachusetts.
Esta universidad dice que no selecciona a los aspirantes por su raza, pero que dentro del análisis de cada candidato su aportación a la diversidad también pesa. Eso explica que en cualquier centro educativo pueda quedar fuera un alumno con mejor puntuación que otro que sí ha logrado entrar.
En 2016, a raíz de una denuncia de una estudiante, el Tribunal Supremo tuvo que pronunciarse al respecto. Abigail Fisher denunció que la habían rechazado por ser blanca, ya que los alumnos de otras razas con peores calificaciones sí habían pasado el corte.
Por su parte los jueces dieron la razón a la universidad y no consideraron que la raza sea uno de los elementos considerar cuando un centro educativo quiere fomentar la diversidad, pero rechazaron un sistema de cuotas.
