Reebok International Ltd, división de la alemana Adidas, fue sancionado con una multa civil de un millón de dólares por importación y distribución de brazaletes con niveles tóxicos de plomo.
Además de la multa, Reebok retirará del mercado cerca de 300.000 pulseras de color plata con forma de corazón y su marca grabada; los accesorios fueron entregados como regalos junto a la compra de calzado deportivo para niños. La sanción sucedió luego de que un infante de cuatro años muriera tras ingerir una pieza de la pulsera y se envenenara por la excesiva cantidad de plomo, según denunció hoy la CPSC (Consumer Product Safety Commission), entidad reglamentaria federal estadounidense que protege al público contra riesgos y muertes asociadas con productos de consumo.
La multa es la de mayor valor para una violación al Acta de Sustancias Peligrosas Federales y para asombro de nadie, las pulseras fueron fabricadas en China por un contratista.
No han pasado mas que unos meses desde el caso Mattel y nuevamente una multinacional cae al ojo del huracán por un caso de envenenamiento a causa de sus productos. La pregunta no sobra y es directa ¿Realmente a estos gigantes corporativos les afectan estas multas? No olvidemos que Adidas compró a Reebok en el 2006 por 3.8 billones de dólares.
Aunado a ello, es de citar también lo que alguna vez escribiera Naomi Klein en su libro No Logo (2000), una obra que expone el poder real de las multinacionales, su influencia en la política, su censura de información, su apoyo a dictaduras o simplemente sus engaños a los consumidores. Se cita textual […] Adidas, Reebok, Umbro, Mitre y Brine fabricaban balones en paquistán, en cuya industria se calcula trabajan 10 mil niños; muchos de ellos son vendidos como esclavos a sus empleadores y se les marca como al ganado. […]”
De modo que las cuestionantes son justificadas ¿Hasta cuándo puede aguantar la reputación de una marca?, ¿Hasta dónde tolera el consumidor?, ¿Es la Responsabilidad Social importante para estas compañías o se trata sólo de una pantalla, un telón para ocultar estas acciones?, ¿Con qué rostro Reebok puede convocar a un premio de Derechos Humanos? Sí, de acuerdo, la marca deportiva no fabricó las pulseras, pero ¿no era su responsabilidad la toxicidad?
Preguntas que nuevamente quedarán en el aire. Preguntas que a los detractores de la Responsabilidad Social les otorgan un punto de razón.
El comunicado de Reebok respecto de la situación, así como los datos de dónde se expendieron las pulseras y qué hacer con ellas, están en su site oficial.
[…] disertación. — Eso —me dijo— ¡Ftalatos! Además me acordé del caso Mattel y el de Reebok con plomo en sus productos; de modo que busqué en los empaques de los rastrillos si decía algo de […]
Obvio a este tipo de empresas no les interesa la Responsabilidad Social, esta es sólo Relaciones Públicas para ellos que en cierto modo funciona como un acelerador de ventas dejando una buena imágen de la empresa en sus consumidores.