¿Quién rechazaría tomar dos semanas más de vacaciones al año? Los ciudadanos suizos lo hicieron el domingo, en un plebiscito donde se les propuso tomar un mínimo de seis semanas de vacaciones pagadas anuales.
Con su voto, los suizos parecieron refrendar su conocida ética laboral y ponerse a la vanguardia europea en materia de austeridad.
Las urnas cerraron el domingo con varios plebiscitos nacionales, incluido uno promovido por un sindicato para aumentar las vacaciones mínimas de cuatro semanas al estándar aplicado en Alemania, Rusia, Italia y otras naciones europeas.
Los suizos parecieron atender las advertencias del Gobierno y las empresas en el sentido de que más vacaciones aumentarían los costos laborales y pondrían en riesgo la economía nacional.
La emisora pública SSR anunció que en la mayoría de los 26 cantones se había rechazado la medida, que requería la aprobación mayoritaria de todos los votantes federales y cantonales.
Mientras gran parte de Europa lucha para controlar la deuda por medio de despidos, rebajas salariales y aumentos de impuestos, el grupo suizo Travail.Suisse sostuvo que se necesitaba más tiempo libre para ayudar a los trabajadores a lidiar con el estrés laboral debido al ritmo elevado y la competencia creciente.
Travail.Suisse reunió 125 mil firmas hace dos años para demandar una votación acerca de si convenía aumentar la cuota de vacaciones.
Aunque popular con los jóvenes, el referendo sobre seis semanas de vacaciones puso a prueba la confianza que sienten los suizos sobre su economía.
Y frenan manifestaciones en Ginebra
En Ginebra los electores aprobaron una disposición que autoriza multas de hasta 100 mil francos suizos (83 mil euros), o sea 10 veces más que hasta ahora, cuando se organice una manifestación sin autorización o cuando una manifestación no se desarrolle tal como fue autorizada.
Además, las autoridades podrán prohibir las manifestaciones en algunos lugares, incluso en el centro de la ciudad.
La disposición votada, defendida por la derecha, fue criticada por la izquierda, los ecologistas y numerosas asociaciones, que la consideran «liberticida».
Maina Kiai, relator especial del Consejo de Derechos Humanos de la ONU para la libertad de asociación, había afirmado que el ejercicio de las libertades fundamentales no tendría que depender de autorizaciones previas de las autoridades.
Por otro lado, pese a la Oposición del Gobierno, los suizos adoptaron la iniciativa de un ecologista de limitar a 20 por ciento el porcentaje de segundas viviendas en cada municipio.
Mientras que los habitantes de Zúrich aprobaron la instalación de un «parking para prostitutas», destinado a sacar del centro de la ciudad a las mujeres y a sus clientes.
Fuente: Reforma.com
Publicada: 11 de marzo de 2012.