Abigail tiene tres años y la única aula que conoce es la instalada en el área de Oncología del Hospital Infantil Federico Gómez.
Allí, mientras recibe sus terapias contra el cáncer, también aprende los números, a distinguir los colores o adueñarse de conceptos como «mucho» o «poco».
«Cuando estamos en casa no va a la escuela y aquí hace los juegos y convive con otros niños.
«Tiene un año en tratamiento y sí le ha ayudado porque, aunque yo le pongo juegos y actividades, las maestras saben cuáles son las más apropiadas», dice su mamá, Violeta.
Debido a su enfermedad, Abigail acude al hospital cada mes, donde debe permanecer internada durante una semana.
Ella es uno de los más de 9 mil 600 niños que por padecer enfermedades crónicas o que requieren estancias prolongadas en nosocomios, reciben asesorías del Programa de Pedagogía Hospitalaria para la Atención al Rezago Educativo por Enfermedad, que la Secretaría de Educación Pública (SEP) brinda en 18 aulas de instituciones del DF.
Son salones multigrado y multinivel -atienden a estudiantes de distintos grados, desde educación inicial hasta bachillerato.
El que no se siente bien, no trabaja, esa es la regla de oro en el aula de la maestra Rocío Vergara.
Sin embargo, dice, para muchos, el hacer análisis de periódicos, lecturas, ejercicios de matemáticas o resolver guías por internet, funciona como terapia para olvidarse de que están hospitalizados y conectados a una máquina para sus tratamientos de diálisis o hemodiálisis.
«El que vengan al aula les ayuda a recuperar parte de la escolaridad que han perdido.
«Los papás piensan que lo primero es la salud, pero también les preocupa cómo se reincorporarán a la escuela. Por eso, muchos niños cuando vienen a internarse ya traen su mochila», dice.
Venancio y Susana comparten aula tres veces a la semana cuando van a tratamiento.
«Ya voy mejor en la escuela, me traigo mis libros y aquí me ayuda la maestra», dice Susana, quien desea ser profesora y ayudar a más niños enfermos.
Martha Arrieta, representante de la Administración Federal de Servicios Educativos del DF (AFSEDF) explicó que se trabajan cuatro estrategia: apoyo eventual, cuando las ausencias de los alumnos a la escuela son esporádicas; vinculación con la escuela, durante la que se entabla comunicación con el colegio para informar de la salud del alumno y apoyar el trabajo.
Una tercera es de corresponsabilidad, cuando los niños llevan guías de estudio específicas para que sean evaluados con el grupo en el que están matriculados, y apoyo total, cuando el alumno ya no asiste a la escuela.
Las aulas en los hospitales pueden ser móviles, para asesorar a niños que están en cama; y fijas, en las que se atiende a alumnos con tratamientos ambulatorios.
Janeth Miranda inició su tratamiento por trasplante renal cuando estaba en secundaria. Hoy, cursa el bachillerato a distancia mientras está en terapia.
«No es lo mismo que ir a la escuela, pero nos ayuda a que no nos atrasemos. Lo más importante es que te apoyan y te impulsan a echarle ganas», dice la joven de 17 años y quien desea estudiar computación.
Para este ciclo escolar la AFSEDF espera aumentar a 22 sus aulas hospitalarias; a nivel nacional hay 80.
Pedagogía hospitalaria
* El programa es aplicado por la SEP y la Secretaría de Salud.
* 80 aulas hospitalarias hay en México.
* 18 de ellas se encuentan en instituciones del DF.
* 9,615 niños recibieron asesorías en estas aulas en la ciudad en 2009.
* 28 profesores atienden a estos alumnos.
* 3 a 15 años tiene la mayoría de los estudiantes, aunque se apoya a todos los jóvenes hospitalizados en nosocomios pediátricos.
Los maestros son:
– Profesores de educación básica o especial.
– Con experiencia en atención a grupos multigrado.
– Con capacitación en pedagogía hospitalaria, donde trabajan temas como la fortaleza del niño y sus potencialidades, a fin de reconocer síntomas de sus enfermedades y lo que puede esperar de ellos.
– Trabajan de forma interdisciplinaria con médicos, enfermeras y padres.
Así lo dijeron
«Ojalá los maestros de escuelas regulares conozcan este programa, para que cuando los niños dejen de asistir, no exijan tanto las constancias».
Rocío Vergara, maestra.
«El reto de este programa es dar cobertura y atención con equidad. Se busca garantizar dos derechos: el de la salud y el de la educación».
Martha Arrieta, encargada del programa.
«Sí extraño un poco la escuela, ver a mis amigas y jugar, pero aquí la maestra nos enseña y el Día del Niño también nos festeja».
Susana, alumna de 12 años.
Fuente: Reforma, Ciudad, p. 3.
Reportero: Mirtha Hernández.
Publicada: 26 de Noviembre de 2010.
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Me consta que este programa funciona y que la maestra Rocío Vergara prepara académicamente a los niños del Hospital Infantil mejor que en las escuelas regulares además de que los trata con respeto y cariño. Si la docencia y la vocación de servicio se pudieran personificar, seguramente se llamarían Rocío Vergara Ortiz. Gracias