Starbucks, la cadena internacional de cafeterías más afamada de los últimos tiempos, cerrará más de dos terceras partes de sus 84 establecimientos en Australia este fin de semana; esto como parte de un plan de reducción de costos que implica el despido de casi 700 trabajadores. El plan tiene como objetivo la mejora de los resultados financieros de la cadena, quien perdiera $6,7 millones en el tercer trimestre de su año financiero.
En una estrategia socialmente responsable como la que a leguas se ve que Starbucks maneja, el despido de empleados debe ser la última opción, no obstante puede llegar a suscitarse.
Es bien sabido que mercadológicamente, los productos que pertenecen al cuadrante «perro» en el diagrama de la Boston Consulting Group —productos o servicios con escasa participación de mercado y en una industria con escaso o nulo crecimiento— deben ser podados, es decir, eliminados del portafolio.
La eliminación de los citados establecimientos de Starbucks, según la cadena, obedece a que estaban clasificados como «de bajo rendimiento». En Australia se debe a las condiciones específicas del país, ya que no reflejan la situación de otras partes del mundo.
Es decir, el éxito abrumador que la cadena tiene en naciones como México, en Australia simplemente no se presenta. Diferentes países, distinta cultura, disímiles comportamientos y, por tanto, diferentes segmentos de mercado. El hecho nos recuerda que aunque la globalización nos permite ser la «aldea global», las tácticas de ejecución siguen siendo locales.
Reforzando este concepto, Starbucks Coffee International concentrará las operaciones en las tres ciudades más grandes de Australia: Sydney, Melbourne y Brisbane.
Volviendo al tema de la RS hay que decir que ésta jamás puede ir en contra de la estrategia global de la empresa; por lo tanto y bajo la óptica planteada, el cierre de estas cafeterías, así como el recorte de empleados, no se contraponen en absoluto a la estrategia socialmente responsable que durante años, la cadena cafetalera ha manejado.
Un triste pero claro ejemplo de cuando un recorte está justificado.