Los efectos de la política fiscal han hecho poco por disminuir la desigualdad en México, lo que es un patrón constante en el resto de América Latina, de acuerdo al Banco Mundial.
El análisis «Ganancias sociales en la balanza: Un reto de política fiscal en América Latina y el Caribe», publicado por la institución, muestra que, aunado a otros factores, las políticas fiscales y sistemas de redistribución mediante transferencias no han sido tan efectivos para paliar la desigualdad.
«Hay un punto ciego fiscal, lo cual quiere decir que gran parte del efecto de las transferencias condicionadas y de efectivo tienen la incidencia de las políticas fiscales regresivas, lo cual significa que lo que por un lado da el ministerio social lo quita el ministerio de hacienda», precisó Gray Molina, economista senior para América Latina del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en la presentación del informe.
Entre los países de la región, ha habido un avance significativo en la reducción de la pobreza y una transición hacia una clase media, pero éstos en México se muestran más bien tímidos, señala el documento.
«El estancamiento ha ido bajando así como la desigualdad puesto que ha caído la pobreza en América Latina entre 2000 y 2010, pero entre los países que están estancándose en ese avance está claramente México donde incluso los datos señalan que hay un alza de la desigualdad entre 2010 y 2012», dijo George Gray Molina.
Entre 2003 y 2012, en América Latina hubo una reducción de la pobreza, considerada como las personas que viven con menos de 2.50 dólares al día, de 68 por ciento para ubicarse en un estrato llamado «en vulnerabilidad», donde el ingreso por persona es de entre 4 y 10 dólares diarios.
Sin embargo, también hubo una movilidad de 38 por ciento hacia la clase media, que reciben entre 10 y 50 dólares diarios, lo cual el BM considera un avance notable e incluso señala que si esta tendencia continúa para la próxima década, el estrato económico mayoritario en la región será la clase media.
Pero en México la población viviendo en pobreza, alrededor de 41 por ciento según los parámetros de la institución, se ha mantenido constante en al menos los últimos cinco años.
La evidencia muestra que en términos de políticas públicas, los tomadores de decisiones prefieren trabajar con transferencias pero sin modificar la estructura de grabación, cuando la evidencia muestra que especialmente aquellos que están en los tres deciles inferiores de ingreso son a quienes más afectan los impuestos en valor agregado al consumo.
«La política fiscal sigue siendo uno de los instrumentos subutilizados en gran medida en América Latina, especialmente respecto a temas impositivos y de gasto, porque no se está usando para reducir la desigualdad «, dijo Louise J. Cord, gerente de sector del Grupo de Reducción de Pobreza y Género para la región de América Latina y el Caribe, Banco Mundial.
Fuente: Reforma