Por: Leopoldo Lara Puente
Esos son las tres acciones que deben realizar las industrias que pretenden ser consideras como Industrias 3R.
Su impacto es significativo tanto en el medio ambiente como en la economía, ya que reutiliza los componentes de artículos electrónicos y mecánicos en desuso para convertirlos en nuevos productos con garantía similar a uno fabricado con insumos nuevos. Es decir, remanufactura.
Esta acción permite reducir los costos de producción hasta en un 30 por ciento para el fabricante, lo que a su vez se convierte en un ahorro de hasta el 85 por ciento para el consumidor.
Además permite recuperar el 85% de la energía que se utilizó en el producto original.
Un esquema, sin duda, con un alto sentido de la responsabilidad social.
En México existen alrededor de 39 industrias maquiladoras que llevan a cabo este ejercicio y según información de la Organización Mundial del Comercio (OMC) es uno de los nichos que registran mayor crecimiento en el mundo, con un ritmo del 30 por ciento por año.
Toda esta información, fue aportada por el flamante Presidente de la Asociación de Maquiladoras de Exportación de Nuevo Laredo (INEX) ya que en esta ciudad se concentran cinco de esas empresas 3R y se pretende ante ello crear un clúster de la industria remanufacturera, con una idea clara de generar competitividad a partir de la responsabilidad social.
Si las previsiones de la OMC se concretan “la perspectiva a la vuelta de cinco años sería que se instalaran en Nuevo Laredo más de una docena de industrias de las 3R” comentó Luis Hernández García, Presidente de esa agrupación.
Por ello, la idea del clúster esta sustentada y tiene futuro.
Un clúster es una agrupación de industrias o empresas que persiguen un mismo fin, ya sea en productos o en estrategias y que desarrollan cadenas de valor y generación de conocimiento en el territorio donde se establecen. Por ese motivo, las industrias que pretenden emprender una actividad ligada a la de un clúster determinado, prefieren realizarlo en la región geográfica en donde esta localizado, lo que le da competitividad al atraer inversiones y talento.
En México hay casos de clústers exitosos en el pasado inmediato.
Tanto el clúster del software de Jalisco, que al día de hoy produce el 84% del software mexicano, como el clúster del calzado de Guanajuato que produce el 50% de todo el zapato nacional, son casos diferentes, pero ambos exitosos.
Otros igual de importantes son el de la industria automotriz y más recientemente el de la aeroespacial. Donde se han desarrollado, han impactado en las economías locales y en el desarrollo de las comunidades. La empresa al servicio de la sociedad.
Y es que el impacto que genera un clúster en la región donde se ubica afecta al empleo, la economía, la tecnología y las utilidades.
Para que se detonen y funcionen es necesario que exista un coordinación real entre empresas, academia, proveedores y gobierno. Cuando existe esa alianza todo es posible.
Si en Nuevo Laredo se desarrolla ese esquema, como lo sugiere la Asociación de Maquiladoras, estaremos en presencia de una nueva área de oportunidad que sin duda reposicionará a la ciudad en el mundo.
Y es que la propuesta radica no sólo en ubicar en una misma región geográfica a empresas que tengan un mismo producto o una misma cadena de valor. Más bien intenta agrupar a empresas con la misma visión responsable ante el medio ambiente y la economía.
Ésta sin duda es una de las más importantes oportunidades que se presentan para nuestra ciudad, fuera del comercio exterior. Representa la oportunidad de diversificar la economía desde una perspectiva seria y real, congruente con los nuevos modelos económicos.
Para lograrlo se requiere el empuje de los industriales por supuesto, pero también la experiencia de los académicos, el compromiso de los profesionistas, la visión de los proveedores y quizá lo más importante, la voluntad de los gobiernos para que eso ocurra.
Necesitamos maquiladoras responsables, pero también gobiernos que lo sean, que involucren a todos en el diseño de las políticas públicas en materia económica y que les permitan incidir en la competitividad de la ciudad, que al final es de todos.
¿Será posible?
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