Mañana se cumple la fecha fatal para el primer informe del llamado Código Pabi, nacido entre agrios cuestionamientos sobre su efectividad para la promoción de un estilo de vida saludable y el combate a la obesidad, particularmente la infantil.
Podemos adelantarle que por encima de los malos augurios sobre su desempeño, presentará excelentes resultados con un doble triunfo: colaborar eficazmente en la cultura infantil, respecto a los hábitos alimenticios y, al mismo tiempo, comprobar que las empresas pueden autorregularse y hasta tener responsabilidad social sin necesidad de que un policía o un burócrata las vigile día y noche.
El reporte hasta abril es muy positivo: cumplimiento del 82 por ciento de los compromisos adquiridos. A diciembre pasado la observancia era apenas del 8 por ciento, por lo que muchos confían en que para este mes los resultados sean todavía más altos.
Un avance adicional del Código Pabi es que previamente al lanzamiento de cualquier campaña, las empresas aceptan enviarlo a la Conar como primera aduana, en el cumplimento de los compromisos adquiridos.
Hace unos años esto era impensable, sobre todo porque hablamos de las principales corporaciones del ramo, llámense Coca-Cola, Bimbo, Sabritas, Sigma, Ferrero Rocher, Mars, Jumex, Lala, Alpura, Unilever, Nestlé, Danone, Gamesa o Kraft, entre otras.
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