Durante décadas, ser estudiante en Tokio significaba tener un aspecto determinado. Según el código de vestimenta del sistema escolar público, todos debían teñirse el pelo de negro, se prohibían ciertos peinados e incluso había regulaciones sobre el color de ropa interior.
Pero estas normas, que han sido objeto de escrutinio y se han criticado por considerarlas anticuadas, se suprimirán, según han anunciado recientemente las autoridades de la ciudad.
Todos con uniforme hasta con regulaciones sobre el color de ropa interior
De acuerdo con CNN, un total de cinco normas serán suprimidas en casi 200 escuelas públicas de la capital japonesa, entre las que se incluyen las regulaciones sobre el color del pelo y la ropa interior, y la prohibición de los peinados «dos bloques», que son largos en la parte superior y cortos en la parte trasera y los lados, un estilo actualmente de moda en muchos países.
Otras reglas que se están modificando son la práctica de castigar a los estudiantes con una forma de arresto domiciliario y el lenguaje ambiguo en las directrices sobre lo que se considera «típico de los estudiantes de secundaria».
Los cambios en la política entrarán en vigor al comienzo del nuevo curso académico, el 1 de abril. La medida se adoptó después de que el Consejo de Educación de Tokio realizara una encuesta en la que se preguntaba a los centros educativos, a los alumnos y a los padres su opinión sobre estas políticas.
Tokio no es la única ciudad japonesa con un estricto código de vestimenta: existen normas similares en todo el país, y muchas instituciones exigen que el alumnado lleve zapatos y calcetines de un color determinado.
Las escuelas de Fukuoka, en la isla de Kyushu, por ejemplo, restringen el peinado y dictan el color y el patrón de la ropa interior, según el periódico japonés Asahi Shimbun. Al igual que Tokio, el año pasado, esta localidad hizo una encuesta pública, en la que los estudiantes se quejaron de que el código de vestimenta les causaba estrés y limitaba su autoexpresión.
Ya era mucho
El tema se puso en la mira pública en 2017, cuando una estudiante de secundaria de Osaka demandó a su escuela, un caso que atrajo la atención nacional y provocó un amplio debate sobre los códigos de vestimenta restrictivos.
Aquella vez, la alumna alegó que la habían obligado a teñir su pelo naturalmente castaño de negro cuando entró en la escuela, y le dijeron que debía volver a teñirlo cada vez que sus raíces crecieran. Al final se le impusieron sanciones académicas por no teñirlo con suficiente frecuencia.
En su demanda, se quejaba de que las frecuentes coloraciones habían dañado su cabello y su cuero cabelludo, provocándole trastornos mentales, finalmente en 2021 ganó 330,000 yenes (unos 2,790 dólares) por daños y perjuicios.
Desde entonces, otros estudiantes y familias han expresado quejas similares, mientras que varios institutos han anunciado cambios en sus reglas. Esta primavera, una escuela de Ube, en Yamaguchi, se convertirá en la primera de la ciudad en introducir un uniforme «sin género», lo que supone una importante ruptura con los códigos de vestimenta estrictamente sexistas que todavía están muy extendidos en Japón.
