Para Cruz Azul ser la tercera cementera a nivel nacional y contar con uno de los equipos de fútbol más populares no es lo único que cuenta; entre sus mayores orgullos está el de ser una de las pocas cooperativas que operan exitosamente; en los últimos 20 años elevó su rentabilidad, aumentó en más de 100% su producción y al mismo tiempo se concretó en programas de alto impacto social; hoy beneficia a 42 comunidades ubicadas en las cercanías de sus cuatro plantas.
La Cooperativa Cruz Azul, no solamente es una fábrica de cemento o un equipo de fútbol, es también una organización empresarial donde se fomentan buenos empleos, el cuidado al medio ambiente, la educación y la práctica del deporte, además del arraigo y la identificación con las comunidades donde se instalan las plantas cementeras, es lo que se llama, una verdadera empresa social.
Guillermo Álvarez Cuervas, director general, y los cooperativistas se han esmerado en estos últimos 20 años en afianzar este perfil a la cooperativa y los innumerables premios y reconocimientos que han recibido confirman que lo han logrado.
El compromiso con la Responsabilidad Social es ya una característica del director de Cruz Azul y se ha vuelto una línea de trabajo en las actividades de la compañía, es decir, no es una moda, ya que los registros de la empresa indican que desde 1937 comenzaron con el financiamiento a varias estancias infantiles en el estado de Hidalgo. Actualmente, se estima que los diversos programas puestos en marcha por directivos y empleados de la cooperativa llevan beneficio a unas 42 comunidades que se ubican alrededor de las cuatro plantas de la cooperativa.
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