La reciente depreciación del peso frente al dólar ya volvió inviable al proyecto
El año pasado el gobierno local anunció que pretendía otorgar permisos a taxis eléctricos. Con tal fin presentó los primeros de este tipo a los que denominó como “taxis cero emisiones”; originalmente proyectó que éstos comenzarían a circular en diciembre pasado.
El modelo anunciado fue el Leaf, fabricado por la marca Nissan. Ya hablamos en esta columna de las bondades y características de este vehículo.
El esquema financiero diseñado por el gobierno local consiste en un arrendamiento puro con las siguientes características:
– Enganche de 140 mil pesos por unidad. La mitad la aporta el concesionario y la otra mitad el gobierno local como subsidio.
– Pago de una renta mensual de nueve mil pesos, por un periodo de tres años. Esto equivale a 300 pesos diarios (este monto es lo que se paga aproximadamente por un automóvil a gasolina).
Cabe señalar que el costo de cada unidad es de 37 mil dólares americanos, por lo cual, la reciente depreciación del peso frente a esa moneda ya volvió inviable al proyecto porque la mensualidad se ha elevado, haciendo incosteable los vehículos a los concesionarios. En adición a lo anterior, existe un gran desconocimiento por parte de los taxistas respecto a la tecnología y si verdaderamente será funcional en la Ciudad de México. Por estas dos causas, el proyecto ha sido cancelado temporalmente.
Como Plan B, el gobierno local va a explorar la posibilidad de introducir otras opciones de vehículos eléctricos de las marcas General Motors, Mitsubishi o Hyundai.
Es loable la intención del Gobierno del DF de estimular la introducción de los autos eléctricos. Sin embargo, el esquema financiero que propuso es frágil ante variaciones económicas, como lo es el tipo de cambio.
Asimismo, el proyecto tiene en contra la ausencia de cultura de los concesionarios respecto a los automóviles eléctricos, quienes no están familiarizados con la tecnología y con los cuidados que deben tener estos vehículos por lo cual son fundados sus temores de que fracasen.
Por ello, pienso que el gobierno local tiene un doble desafío: modificar la cultura y ofrecer un esquema financiero realmente atractivo para que logremos cambiar el parque vehicular del servicio público. Para ello se propone:
– Subsidiar la electricidad en los centros de recarga. Esto abarataría el costo total de los vehículos eléctricos.
– Que el DF otorgue facilidades en materia de uso de suelo e incentivos (como paneles solares) para quienes establezcan negocios para recarga de electricidad a autos eléctricos. Así, la electricidad sería más barata.
– Que la flota de vehículos oficiales del DF vaya migrando paulatinamente a este tipo de vehículos eléctricos.
– Que el gobierno local ofrezca coberturas frente al tipo de cambio. Así, en caso de variaciones al alza, los permisionarios no tendría que pagar una mensualidad más alta.
– Considerar un proyecto de transición a base de vehículos híbridos.
– Establecer rutas fijas predeterminadas para demostrar la viabilidad y la funcionalidad de los vehículos.
Finalmente, cabe señalar que la principal diferencia de un auto eléctrico respecto a los de gasolina es que el primero no requiere el mantenimiento que necesitan los segundos. Por lo cual, si se llega a subsidiar la electricidad, el ramo del taxi se convertiría esencialmente en un negocio con cero costos de operación.
Fuente: Excelsior.com.mx
Por: Raúl Cervantes, doctor en Derecho.
Publicada: 18 de enero de 2012.