Con tristeza me encuentro entre las noticas sangrientas de que un caballo, en Sevilla, sufrió una cornada mortal en plena faena de rejoneo. Seguramente, al lado de las horribles noticias de muertes en manos del crimen organizado y las bandas de sicarios, a mucha gente podría darle igual, pero también creo que somos muchos los que ya estamos hartos de tanta violencia por todos lados, comenzando por la que nosotros mismos podemos acabar.
Ya no argumentaré en contra de los débiles discursos que expresan los que están a favor de las corridas de toros. Ya ni siquiera me desgastaré enumerando la lista de puntos por lo que los antitaurinos somos antitaurinos. Pero si diré que la fiesta brava es y será el asesinato humillante de un ser vivo que tiene los mismos derechos de vivir una vida respetable, que los seres humanos. No podemos seguir exaltando como cultura algo que da vergüenza; que en estas alturas del siglo XXI la gente siga parándose a gritar olé mientras un animal está siendo masacrado. Ahora un caballo pierde su vida gracias a que muchos apoyan aún el arte del rejoneo.
“Se ve hermoso el caballo bailando con el toro”, he escuchado decir, y me parece absurdo que llamen baile a la huida con pánico de un animal que lucha por que otro no lo atraviese con sus cuernos. Eso sí, el rejoneador se alaba y después se lleva como trofeo las partes del animal asesinado fríamente. Y me pregunto qué tipo de sangre helada se tiene que tener para no sentir dolor al ver a un animal sufrir de esa manera, no solamente en las corridas de toros, sino en las peleas de gallos, en las de perros y en todos los deportes en los que los seres humanos, que ensucian la acepción de la palabra humano, disfrutan del salvajismo del que los seres racionales somos capaces. ¿Cuándo los sistemas de los diversos países van a poner un punto final a todo esto? ¿Si se levanta la gente? Pues que se levante, ¡ya lo superarán! Es mejor un mundo con la menor violencia posible, en donde nuestros niños no vean que infligir dolor a una vida ajena es digna de regodeos.
¿Cuándo vamos a empezar a respetar la vida? Porque quien no respeta la vida ajena, aunque sea de un animal, no tiene respeto por nada. La vida se respeta o no se respeta, sin importar la de quien sea. Escucho quejas a cada momento sobre la violencia del crimen organizado y esos mismos son los que apoyan otros tipos de violencia ¡la hipocresía en pasta! Si los animales tuvieran voz se quejarían de los actos salvajes que nosotros hacemos con ellos, igualito que nosotros nos quejamos por la cantidad de muertos en balaceras. No soy sensible más a la vida humana que a la animal; soy sensible a la vida y estoy segura que la clave de que el mundo mejore es que todos lo seamos.
No podemos seguir llamando arte ni cultura a los asesinatos de animales. Tenemos que evolucionar; de eso se trata la humanidad, de avanzar, no de estancarnos en la necedad de los abuelos, sabiendo que existen situaciones tan sanguinarias como retrógradas. Es hora de crear nuevas fiestas sin que signifique la tortura y la humillación de una vida animal, ni de ningún tipo de vida. ¿O es que acaso estaba bien cuando nuestros ancestros aztecas le quitaban la vida a una princesa virgen como sacrificio al dios del agua? Lo podríamos haber preservado por cultura en todo caso. También era cultura respetar a los animales y tener los ciclos con nuestro Universo o ¿acaso eso mejor lo desechamos y solamente guardamos como cultura lo que se nos da la gana?
Hoy mi corazón me duele porque otro animal murió por nuestra culpa, por nuestras salvajadas y nuestro desdén a la vida animal. Porque creemos que lo somos todo en este planeta que estaba pensado para ser compartido entre especies y no devastado por una sola especie.
¡Qué vergüenza!
Fuente: excelsior.com.mx
Por: Anna Bolena Meléndez
Publicada: 01 de mayo de 2012