La reciente expansión de la responsabilidad social corporativa para incluir las cuestiones del medio ambiente es notable. Una búsqueda sencilla en internet acerca de las 30 empresas del “Índice Industrial del Dow Jones” revela que cada empresa hace alguna referencia a las prácticas sustentables o de protección al medio ambiente en su sitio web, y que la mayoría de estas empresas tienen un espacio dentro de su web corporativa dedicada exclusivamente a las mejores prácticas ambientales, sin embargo, muchas empresas que tienen espacios en su web corporativa no necesariamente tienen las mejores prácticas ambientales y sus acciones cotidianas dan mucho de qué hablar.
¿Las empresas están verdaderamente comprometidas con las prácticas ambientales o simplemente sus acciones están enfocadas a tener una mejor imagen ante los grupos de interés y una propaganda que se ha comenzado a llamar “lavado verde” o “greenwashing”? Un estudio reciente comenta que desafortunadamente la segunda idea es la más cierta. Los ejecutivos se muestran escépticos de que los esfuerzos ambientales corporativos atraerán a los consumidores, y en la misma línea, los consumidores han expresado sus dudas de que las reclamaciones del ambientalismo corporativo sean genuinas. Existe una desconexión entre la voluntad corporativa de implementar mejores prácticas ambientales y la aplicación real de estas prácticas (junto con los beneficios tanto en imagen pública como en mejor desempeño económico).
El hecho de que muchas empresas hacen promesas con relación al medio ambiente y dedican un espacio a las cuestiones de sustentabilidad en sus sitios web es un testimonio de los logros del movimiento ambiental, pero cambiar las buenas intenciones en prácticas cotidianas es harina de otro costal.
Esto genera una pregunta importante: ¿La empresa deben proclamar su compromiso con el medio ambiente en sus estatutos de responsabilidad social corporativa? La respuesta es “Si”, si una empresa anuncia sus mejores prácticas ambientales en el sitio web, pero aún no las pone en práctica, no es una empresa responsable. La presencia de algunas de las mejores prácticas ambientales en medio de una multitud de empresas poco responsables comienza a dar frutos y hacen que verdaderamente el compromiso ambiental colocado en sus estatutos de RSC se haga realidad y de esta forma más empresas se esfuercen en lograr mejores prácticas de medio ambiente.
Desde un punto de vista práctico, las empresas tienen que empezar a ser ambientalmente responsables porque los procesos que actualmente tienen pueden ser mucho más eficientes y evitar desperdicios y por lo tanto contaminación. Actualmente en México existen empresas pro activas que han estado, desde hace años, mejorando sus procesos y obteniendo beneficios económicos (no es broma) de estas mejores prácticas ambientales. En este momento nos encontramos en un camino que se divide, las empresas tradicionales que tiene visión de corto plazo y las empresas que ven el medio ambiente como una opción de generar ahorros y están invirtiendo en esto. Nuestras decisiones están marcando el futuro de las próximas generaciones, ¿cuál será la decisión de tu empresa? Ojalá nos pudieras compartir tus ideas.