¿Imaginas un ataúd que no solo abraza la memoria de quienes partieron, sino que también se convierte en un regalo para la madre naturaleza? Este ha sido el objetivo de un intrépido inventor neerlandés que está sumándose a la revolución del concepto de ataúdes.
Shawn Harris, inversionista estadounidense de la compañía Loop Biotech, enfatiza la necesidad de la responsabilidad ambiental en los funerales y desafía las prácticas convencionales para alinearse con la conciencia climática y el respeto por la naturaleza, de acuerdo con Huffpost.
Morir y Trascender Social y Ambientalmente
Harris comenta que, si bien todas las personas tenemos diferentes culturas y formas de querer ser enterrados en el mundo, existe un gran porcentaje que preferiría que fuera diferente: «ha sido muy anticuado de la misma manera durante 50 o 100 años».
Con base en esta idea es cómo surge Loop Biotech, una compañía cuyo concepto de ataúdes fusiona micelio, la estructura radicular de los hongos, con fibras de cáñamo en un molde especial para volver las prácticas funerarias más responsables ambientalmente.
Es así que, con este concepto, en tan solo una semana, estos ataúdes se transforman en lo que podría compararse con la estética de un sarcófago egipcio sin pintar. Pero la innovación no solo yace en su aspecto, sino en su impacto medioambiental: mientras los ataúdes de madera tradicionales pueden tardar décadas en crecer y años en descomponerse, esta nueva versión de hongos se biodegradan y devuelven los restos a la naturaleza en apenas un mes y medio.
Importancia de la Responsabilidad Ambiental en los Funerales
Con la conciencia climática y el cuidado especial de la naturaleza como punto focal en cada vez más vidas, Loop Biotech señala que tiene la respuesta para aquellos que desean vivir el círculo completo de la vida, y algo más, lo más cerca posible de lo que siempre creyeron.
«Investigué mucho sobre la naturaleza, especialmente sobre los hongos. Aprendí que son los mayores recicladores del planeta. Entonces pensé, ¿por qué no podemos ser parte del ciclo de la vida? Y decidí cultivar un ataúd a base de hongos».
Bob Hendrikx, fundador de Loop Biotech.
De acuerdo con el fundador de Biotech, este enfoque no solo promueve la sostenibilidad, sino que también introduce una narrativa novedosa donde los individuos pueden enriquecer la vida después de la muerte al convertirse en nuevas plantas o árboles.
Loop Biotech cultiva urnas que pueden enterrarse con un retoño asomando. Cuando la urna se descompone, las cenizas pueden contribuir a dar vida a un árbol. Hendrikx destaca el cambio en la narrativa: «En lugar de ‘morimos, terminamos en el suelo y ya está’, ahora hay una nueva historia: podemos enriquecer la vida después de la muerte y seguir prosperando como una nueva planta o árbol».
Este enfoque no solo transforma la manera en que enfrentamos la muerte, sino que también resalta la importancia de la responsabilidad ambiental en todos los aspectos de nuestras vidas, incluso en nuestro último adiós.
Llevar la Responsabilidad a los Funerales
Para lograr su cometido, Loop Biotech se ha asociado con Natuurbegraven Nederland, una organización que utiliza seis hábitats especiales donde los restos pueden integrarse en parques protegidos. El caso de esta colaboración es un ejemplo claro de cómo la responsabilidad ambiental puede integrarse en prácticas cotidianas.
La idea de convertirse en parte del ciclo de vida natural después de la muerte añade una dimensión espiritual y simbólica a la experiencia funeraria.
Actualmente, Loop Biotech tiene la capacidad para «cultivar» 500 ataúdes o urnas al mes, con envíos a través de Europa, lo que ha demostrado una creciente aceptación, especialmente en los países nórdicos. Hendrikx destaca: «Son los países del norte de Europa donde hay más conciencia sobre el medio ambiente y también donde hay otoño. Así que conocen y comprenden el hongo, cómo funciona, cómo es parte del ecosistema».
Otras Alternativas Sostenibles de Ataúdes
Además de los ataúdes de hongos, existen urnas biodegradables fabricadas con materiales respetuosos con el medio ambiente, como papel reciclado o incluso sal marina. Estas urnas se descomponen naturalmente con el tiempo, liberando las cenizas y permitiendo que contribuyan al ciclo biológico.
También están los llamados «bosques memoriales», donde los restos cremados se entierran junto con un árbol en áreas designadas. Esta práctica no solo proporciona un lugar de descanso final, sino que también contribuye a la expansión de áreas verdes y la conservación de la biodiversidad.
Con el auge de estas iniciativas, se invita a reflexionar sobre nuestra conexión con la naturaleza y el ciclo de la vida. Al adoptar estas alternativas, no solo honramos a nuestros seres queridos de una manera más respetuosa con el medio ambiente, sino que también contribuimos a construir un legado positivo para las generaciones futuras.
La transformación de los funerales hacia prácticas más sostenibles es, en última instancia, un recordatorio de que incluso en la muerte, podemos ser agentes de cambio para un mundo más saludable y equilibrado. Finalmente, la elección es nuestra, y en ese acto final de despedida nos invita a reflexionar: ¿cómo queremos ser recordados y qué legado ambiental y social queremos dejar atrás?