Cuando la organización ha tomado la decisión seria y comprometida de aplicar el concepto de responsabilidad social, debe llevar a cabo una serie de pasos planificados, y posteriormente gestionar y mejorar el sistema.
Para ello, es preciso establecer un proyecto específico en el que participen todos los niveles de la empresa, comenzando por la alta dirección.
La auditoría de RSE es un instrumento de gestión de carácter correctivo que comprende la evaluación sistemática, documentada y periódica del cumplimiento de la eficacia, del cumplimiento de los objetivos de responsabilidad social, el sistema de gestión y los procesos de RSE.
La auditoría de RSE no es punitiva, debe ser una herramienta proactiva y flexible, cuyo alcance esté determinado por las necesidades y prioridades de cada empresa.
La evaluación del desempeño social y ambiental de la empresa puede ser tan simple como preguntar al responsable de RSC y a las partes interesadas cómo van las cosas o puede estructurarse en un proceso formal.
En función de las características y prioridades de la empresa, la metodología para auditar puede ser más o menos sofisticada.
En caso de aplicar auditorías formales, la organización se debe asegurar de la competencia de sus auditores y la aplicación de una metodología que asegure la objetividad y el éxito de la misma.
Una excelente fuente de información, para lo anterior, es la norma ISO 19011:2002.
El Financiero, “Estrategia Empresarial”, Mercados, p.7