La responsabilidad social corporativa (RSC) tiene sus detractores y está sujeta a críticas; en algunos casos, el fundamento es el desconocimiento y, en la mayoría, se utilizan como excusa para no asumirla.
A pesar de sus evidentes beneficios, la RSC también se enfrenta a críticas y posturas en contra.
Conocer estas críticas nos permite reforzar nuestros argumentos y construir un concepto de RSC más sólido.
Una de las primeras y más conocida es la que se basa en la célebre frase de Milton Friedman: «The business of business is business».
A pesar de ser una postura superada ya hace tiempo, y en cierta medida suavizada por el propio autor, todavía tiene defensores que se enrolan en una idea de empresa única y exclusivamente económica, olvidando cualquier atisbo de enfoque social.
Algunos autores la consideran como un nuevo impuesto autoimpuesto, que supone un gasto adicional para la organización.
Este argumento nace de la confusión entre RSC y acción filantrópica.
Una crítica muy extendida es que la RSC es una herramienta publicitaria y de relaciones públicas.
Otra crítica a la RSC es que supone nuevos riesgos para la empresa; algunos directivos ven en la RSC una exigencia de transparencia que puede develar algunas debilidades de la empresa.
El Financiero, “Estrategia Empresarial”, Mercados, p. 7