Si bien es cierto que la responsabilidad social es un asunto que implica a todos los que laboran en cualquier organización y que incluye las relaciones que ésta establece con sus stakeholders o grupos de interés, es un hecho que el éxito de su implementación dependerá en gran medida del involucramiento de las autoridades de más alta jerarquía organizacional con el tema de la Responsabilidad Social Empresarial (RSE).
Para ello, es indispensable que los principales directivos conozcan perfectamente los beneficios y consecuencias positivas que conlleva aplicar un programa sistemático y permanente de RSE dentro de la empresa.
Este convencimiento de las autoridades llevará necesariamente a la promoción de una cultura de responsabilidad social en toda la organización para involucrar, en primer término, a todos los colaboradores, pero también a los diferentes grupos de interés, tanto internos como externos, en esta dinámica que beneficia a la sociedad en general.
Está comprobado que, aún cuando se propongan importantes proyectos e iniciativas de RSE por parte del personal de una empresa, éstos no permean ni se difunden de la misma forma que sucede si hubieran sido promovidos e implementados con el apoyo directo de la alta dirección.
De hecho, para favorecer el éxito de la implementación sistemática de un programa y actividades de Responsabilidad Social Empresarial, éstas deben formar parte de la planeación estratégica de la organización; es decir, contemplarse en la misión y objetivos estratégicos de la misma de manera que pueda permear en todos sus procesos de gestión y operación diarias. Para ello, es necesario que la responsabilidad social sea reconocida, aceptada y apoyada desde el Consejo de Administración o la alta dirección de la compañía.
De igual forma es sumamente importante hacer públicos los compromisos institucionales que se han asumido frente a cada uno de los grupos de interés, así como difundir permanentemente las actividades y logros que se vayan alcanzando en la materia, pues es bien sabido que la responsabilidad social es un proceso permanente en el que no hay reglas definidas para su realización ni alcance de sus actividades, sino que cada institución las va definiendo en función de sus propios objetivos estratégicos, así como de sus recursos humanos, financieros, tecnológicos, etcétera.
Con base en lo anterior se recomienda que la persona a cargo del programa de responsabilidad social al interior de una empresa tenga una posición organizacional de liderazgo que le permita llevar a la práctica con éxito todas las iniciativas y proyectos planteados.
Fuente: El Economista