Los estudiantes se encuentran con un estado de salud mental mermada. Aunque muchos han regresado a los salones de clases, se muestran cansados, angustiados, frustrados, ansiosos por la pandemia y el estado del mundo, la reciente guerra entre Rusia y Ucrania; además de la crisis climática. Ahora la docencia también sugiere guiar una conversación empática, más allá de los resultados de aprendizaje… Hablemos de Responsabilidad Social Universitaria. Y cómo se puede apoyar desde las aulas la salud mental de los universitarios.
La Responsabilidad Social Universitaria puede entenderse como la habilidad y acciones de una universidad para responder a las necesidades de transformación con base en la participación de todos y cada uno de los grupos de interés. Además de formar individuos consientes de las instituciones académicas en la sociedad. Así bien, podemos ver que la universidad Anáhuac la define así:
El compromiso voluntario y permanente de la Universidad para cumplir con su Misión y responder a sus grupos de interés, por los impactos que pueda generar en la sociedad y el medio ambiente, a través del desempeño ético, su gestión, la formación integral de profesionistas y ciudadanos socialmente responsables, la generación y difusión del conocimiento, así como del compromiso con la comunidad y la vinculación con otros sectores de la sociedad, en favor del bien común y del desarrollo sustentable.
Salud mental en las aulas
Los problemas de salud mental están muy estigmatizados en todo el mundo. Los estudiantes universitarios pueden preocuparse por una «marca negra» en su expediente académico. También les preocupa que un trastorno psiquiátrico sea juzgado negativamente por sus compañeros o profesores. Y, por último, existe una verdadera falta de información sólida sobre la naturaleza, el curso y el tratamiento de los trastornos psiquiátricos. Por todas estas razones, muy pocos buscan ayuda
De acuerdo con el portal The Conversation las tasas de problemas de salud mental han ido en aumento. De 2012 a 2018, por ejemplo, la cantidad de intentos de suicidio autoinformados se duplicó con creces entre los estudiantes universitarios.
Desde entonces, en gran parte debido a la pandemia, los líderes universitarios han expresado una mayor preocupación por la salud mental de los estudiantes. En septiembre de 2020, el 61% de los presidentes de universidades de instituciones públicas de cuatro años identificaron la salud mental de los estudiantes como una de sus principales preocupaciones. Un año después, esa cifra saltó al 71%.
¿Por qué deberían preocupar a las instituciones educativas superiores las altas tasas de enfermedad mental, y la angustia general entre los estudiantes universitarios? La Responsabilidad Social Universitaria habla de un desarrollo ético en la formación de profesionistas. En este sentido, para desarrollar un trabajo profesional se requiere estar sano mentalmente.
La buena salud mental nos permite adaptarnos y gestionar de forma eficaz los cambios y el estrés que surgen, no solo de la vida universitaria, sino del día a día.
Emma Carpenter, directora de bienestar y Lynsey Gray, asesora de salud mental de la Universidad de Huddersfield.
Además de lo anterior, la salud mental y el bienestar afectan la capacidad de relacionarse con el mundo. Inteviene en la forma en que se piensa y siente; así como en el comportameinto. Por lo tanto, cuidar y prever la salud mental es primordial. ¿Cómo pueden brindar contención o canalización los docentes?
5 formas de promover la salud mental desde la Responsabilidad Social Universitaria
1. Señalar apoyo en el programa y en clase
El plan de estudios es una de las primeras oportunidades que tienen los instructores para demostrar su apertura y compromiso con la salud mental de los estudiantes. Aunque muchas universidades ahora requieren que los instructores describan los recursos del campus y las adaptaciones disponibles para los estudiantes con discapacidades, también puede ser útil incluir lenguaje adicional sobre la salud mental.
Como mínimo, los instructores pueden proporcionar información sobre el centro de asesoramiento estudiantil, incluida la ubicación, la información de contacto y la cantidad de citas gratuitas, si corresponde. Para los estudiantes en clases en línea, asegúrese de especificar qué servicios de asesoramiento están disponibles fuera del campus y cómo acceder a ellos.
Los instructores también pueden señalar su apoyo en el aula. Durante los períodos difíciles, como los exámenes parciales y finales, considere decir algo como esto: Sé que este es un momento estresante. Comuníquese si siente que se está quedando atrás o si solo quiere hablar. También puede recordarles acerca de los servicios gratuitos disponibles en el centro de consejería estudiantil. Tales declaraciones no solo muestran empatía, sino que también guían a los estudiantes hacia los recursos esenciales.
2. Identificar a los estudiantes en riesgo
Un estudio realizado por la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Boston encontró que el 71% de los docentes agradecería algún tipo de lista de verificación que los ayude a identificar a los estudiantes con angustia emocional.
Si bien las señales de advertencia pueden diferir de un estudiante a otro, algunos indicadores clave a tener en cuenta incluyen: una disminución repentina en el rendimiento académico; ausencias repetidas de clase; falta de respuesta al alcance; y cambios en el peso, el arreglo personal o la personalidad.
3. Cuestionar, persuadir, referir
Si se encuentra con un estudiante con angustia psicológica, considere usar el protocolo «QPR»: preguntar, persuadir, referir. Si bien no se desarrolló para una población universitaria, se ha demostrado que QPR es efectivo en un entorno universitario, lo que lleva a » aumentos en el conocimiento, las actitudes y las habilidades de prevención del suicidio «. Incluso cuando las preocupaciones de salud mental de los estudiantes no presentan un riesgo de suicidio, los instructores pueden recurrir al marco QPR o un enfoque relacionado, como el enfoque validar-apreciar-referir de Active Minds, una organización sin fines de lucro.
Primero, pregunte al estudiante planteándole sus inquietudes con delicadeza después de la clase, durante el horario de oficina o por correo electrónico. El profesor David Gooblar de la Universidad de Iowa, compartiendo los consejos que aprendió del director de servicios de asesoramiento de la escuela, escribe : “Puedes decir, oye, pareces un poco fuera de sí estos días. ¿Está todo bien?» Si las cosas no van bien, convenza al estudiante para que busque tratamiento y canalícelo al centro de orientación de la universidad. Si teme que su estudiante pueda tener tendencias suicidas, pregúntele directamente: «¿Estás pensando en suicidarte?» Mucha gente cree que hacer esta pregunta exacerbará los pensamientos suicidas, pero esto es un mito; en cambio, puede ayudar a los estudiantes en riesgo a obtener la ayuda que necesitan.
Pregunte en el centro de consejería de su universidad si hay oportunidades para recibir capacitación formal, como la Capacitación en habilidades de intervención aplicada al suicidio, conocida como ASIST.
4. Abordar problemas y eventos del mundo real desde la Responsabilidad Social Universitaria
Los estudiantes no viven en el vacío. Eventos como el asesinato de George Floyd y el aumento de los crímenes de odio contra los estadounidenses de origen asiático se han relacionado con los problemas de salud mental entre los estudiantes negros y estadounidenses de origen asiático o de las islas del Pacífico , respectivamente. Como recomienda Active Minds , brinde a los estudiantes la oportunidad de compartir sus pensamientos cada vez que «suceda un evento importante en el campus, en la comunidad o a nivel nacional que sospeche que puede estar en la mente de los estudiantes».
5. No te olvides de tu propia salud mental
Más de 1 de cada 5 miembros de la facultad indicaron en una encuesta de 2021 que cuidar la salud mental de los estudiantes estaba poniendo a prueba su propia salud. El agotamiento de los docentes es una preocupación grave que requiere una respuesta institucional. Mientras tanto, el cuidado personal puede requerir establecer límites con los estudiantes para proteger el propio bienestar. Los instructores también pueden aprovechar los recursos existentes del campus, como su programa de asistencia para empleados .
Si bien los instructores y los miembros de la comunidad animan a los líderes universitarios a dedicar más recursos a la salud mental, los instructores universitarios harían bien en prepararse para los momentos en que un estudiante llega con pensamientos suicidas, el inicio de una depresión mayor o el trauma de una agresión sexual. Los instructores también pueden tomar medidas proactivas para abordar la salud mental de manera más amplia, incluso dirigiendo a los estudiantes a los recursos que necesitan antes de que surjan tales desafíos, como una acción de Responsabilidad Social Universitaria.
