Cuando el inversor más importante del mundo habla, todo el mundo escucha; pero ¿está alguien preparado para cuestionarlo?, Marc de Souza, fundador de ES Global Consulting, lo ha hecho a través de una interesante publicación en LinkedIn.
Luego de que Larry Fink, CEO de Blackrock, publicara su carta anual para los CEO de S&P 500, el mundo corporativo y el gremio de la RSE prestó singular atención. Una vez más, el inversor más importante del mundo manifestaba su interés por el desarrollo sostenible. A través de esa misiva invitaba a las empresas a asumir su responsabilidad como actores sociales y, quizá lo más importante, defendía la creación de valor a largo plazo y el propósito corporativo.
Para prosperar con el tiempo, cada empresa no solo debe ofrecer un rendimiento financiero, sino también demostrar cómo hace una contribución positiva a la sociedad. – Larry Fink.
Con esa frase, el CEO firmaba el posicionamiento de su empresa como líder del propósito corporativo. La respuesta de Marc de Sousa a la carta de Larry Fink, así lo reconoce; sin embargo alerta al mundo corporativo del riesgo que implica tomar esta carta como un faro de luz más brillante de lo que es realmente.
«Para algunos, la carta de Fink es el guante esperado desde hace mucho tiempo frente al capitalismo desalmado», escribe. Es cierto. En muchos sentidos la palabra del inversionista más importante del mundo cuenta. Como él mismo afirma, las empresas deberían temblar ante la idea de no tener a Blackrick, o el capital que controla, a su favor. No obstante, es importante mantener los ojos abiertos.
Sobre la trampa y el cinismo
«Las palabras son solo palabras después de todo, y este puede ser solo un momento más lleno de esperanza». El mundo de la responsabilidad social conoce bien esos llamados momentos de falsas esperanzas. Fink no es el primer pez gordo en hablar públicamente sobre la responsabilidad de las empresas frente a los problemas sociales y ambientales. Políticos, empresarios y profesionales de la inversión sostenible lo han hecho antes y sus palabras tarde o temprano se han transformado en alimento para el escepticismo que hoy rodea la RSE y la batalla por impulsarla dentro de las organizaciones.
Las empresas nos han ocultado la verdad sobre sus impactos sociales y ambientales desde siempre. En formas grandes y pequeñas. Pero hoy, más que nunca, debemos llamar a esto por lo que es: MENTIR. – Marc de Souza.
«Puedes perdonar a los miles de profesionales de la inversión sostenible en todo el país por ser un poco cínicos», escribe De Sousa. «Hay buenas razones para el cinismo». No hay duda, tal como refiere, las empresas llevan años viviendo despreocupadas de su impacto social y ambiental. La transparencia nunca ha sido una de las reglas del mundo corporativo.
Prueba es el ejemplo que el mismo Marc De Sousa cita en su misiva. Antes de derrame de Deepwater Horizon que resultó en millones de galones de petróleo contaminando importantes áreas del Golfo de México, BP había recibido múltiples galardones por sus informes públicos de sustentabilidad. Ejemplos como ese no faltan.
Basta echar una mirada a 2016 cuando Volkswagen y otras compañías engañaron a miles de consumidores sobre las emisiones contaminantes de varios modelos de sus vehículos. Ese mismo año Wells Fargo enfrentó un fuerte escándalo cuando se descubrió que el banco había creado aproximadamente dos millones de cuentas falsas para impulsar sus ganancias.
Esos son solo los escándalos que conocemos. En noviembre de 2017 se dio a conocer un robo de información encubierto por Uber a lo largo de un año. Exxon cubrió una investigación que revelaba el impacto del petróleo en el cambio climático; lo hizo durante cuarenta años. Como acertadamente señala la respuesta de Marc de Sousa a la carta de Larry Fink, hoy vivimos los resultados de esta arrogancia.
Sobre la selectividad de la RSE
El interés selectivo en la sostenibilidad es otra causa del cinismo persistente. – Marc de Souza.
¿Cómo creer en la RSE mientras vemos empresas que se preocupan por el aprovechamiento eficiente del agua, pero no por los salarios que perciben los trabajadores en sus plantas», ¿cómo creer en la RSE mientras vemos mujeres explotadas en las fábricas textiles en Bangladesh, en empresas que presumen la presencia de varias «ellas» en sus juntas directivas?, ¿cómo creer en la RSE al tiempo que miramos líderes corporativos hablando sobre educación ataviados con prendas cuyo precio pagaría un año escolar para el niño sin recursos que llaman «inspiración»?
Ser selectivo no es liderazgo. Es una forma de arbitraje de sostenibilidad. – Marc de Souza.
«JP Morgan recientemente hizo noticia por su trabajo para ayudar a rehabilitar la economía del centro de la ciudad de Detroit. Es algo bueno, pero los millones invertidos son empequeñecidos por una cartera más amplia que, les aseguro que contiene todo tipo de impactos no tan sostenibles», se lee en la publicación.
Sobre el liderazgo
En la respuesta de Marc de Sousa a la carta de Larry Fink, el autor de Invest Like You Give a Damn cuenta lo emocionante que fue la primera vez que escuchó a un representante de Blackrock hablar del cambio climático en una conferencia, «…hace diez años».
«El Sr. Fink y su compañía seguramente vieron la escritura en las paredes de carbón hace años, pero se necesitaron proyectos como Carbon Offstment , cuya red de inversores y compradores representan más de $ 100 billones, para cambiar realmente las mentes y los mercados», destaca.
De Sousa asegura que «Aunque son menos insidiosas, muchas empresas eligen batallas ganadas desde hace tiempo y lo llaman liderazgo». Personalmente quizá diría que muchas empresas y personas eligen batallas vivas desde hace tiempo, añaden dinero, aprovechan algo de exposición, y entonces lo llaman liderazgo.
Muchas empresas eligen batallas ganadas hace tiempo y lo llaman liderazgo. – Marc De Sousa.
La misiva abierta cita el ejemplo del movimiento #MeToo. Ese que ha puesto a Hollywood de cabeza y en el procesos ha puesta la equidad y la lucha contra la violencia de género en las primeras páginas de la prensa internacional. «Ahora las compañías están luchando, como políticos y actores, sospecho, para analizar su pasado y hacer algo rápidamente», infiere, no sin recordar que el el Fondo Global de Mujeres PAX Ellevate se lanzó en 2006 con el mismo propósito, pero sin los testimonios de decenas de celebridades para darle voz.
Sobre lo posible
«Los líderes empresariales dirán que simplemente no es posible abordar todos sus impactos. También dirán que están haciendo lo más que pueden», con esa afirmación contundente, Marc de Sousa introduce a una reflexión desde su propia experiencia. Como empresario entiende en imperativo de la ganancia. Ese es después de todo el fin último y el sentido de la actividad empresarial.
«Sepa que generalmente menos del 1% de los presupuestos corporativos en los EE.UU. se enfocan en impactos ambientales o sociales. La mayoría son donaciones bien intencionadas con resultados comerciales casi insignificantes». escribe.
Además si texto invita a que, aquellos que no estén seguros de sus afirmaciones pregunten a cualquiera de las grandes empresas de consultoría cuántos consultores de impacto ambiental y social emplean, en comparación con los expertos dedicados a la reducción de costos. Lo cierto es que no es necesario ver números exactos para imaginar que la diferencia es considerable.
No todo está perdido. Según asegura él mismo, empresas como Unilever, Nike y Costco, entre otras, merecen elogios por «los avances notables en toda la paleta de impactos sociales y ambientales que se reflejan en los productos y sistemas de producción».
Asegura también que estos íconos han entendido que la integración de la sustentabilidad en todas las partes de su negocio genera ahorros, reduce multas e incrementa el valor de la marca. «Los estudios de la Universidad de Oxford y una Harvard Business Review entre muchos otros demuestran repetidamente la eficacia de una estrategia empresarial enfocada en la sostenibilidad», escribe.
Concluye que probablemente el desafío de Fink a las empresas por encontrar el propósito social no es un momento decisivo en la lucha por la integración de mejores prácticas corporativas. Sin embargo puede ser un paso hacia la creación de economías más justas y ecológicas siempre que el inversor muestre su determinación, contrate una empresa especializada y emita su propio informe de RSE incluyendo una evaluación de materialidad de toda su cartera.
Con cinismo lleno de esperanza, Marc de Sousa considera que debe creer en que Blackrock puede llevarnos a una mayor y mejor sostenibilidad corporativa… porque aunque las evidencias parezcan probar las empresas no tienen remedio, las declaraciones con alto perfil parecen estar en buen momento de generar resultados.