El Fondo Monetarío Internacional (FMI) señaló diversos retos a los que se enfrenta el Acuerdo de París sobre el Cambio Climático, en los que destacó lograr la meta de los 100 mil millones de dólares al año que los países desarrollados deben aportar para apoyar en esta misión a países en desarrollo.
Además, prevé el FMI, que el acuerdo debe encontrar un balance entre acciones para mitigar o para adaptarse al cambio climático, seleccionar proyectos que contribuyan al combate y que realmente requieran financiamiento internacional.
En diciembre 186 países acordaron un marco para un progreso gradual en la mitigación del daño ambiental, se comprometieron a reducir las emisiones cubriendo el 96 por ciento del total generadas en el mundo lo que evitará que la temperatura global aumente entre 3 y 4 grados centígrados sobre los niveles pre industriales para el 2100, pero que sería un calentamiento más riesgoso y catastrófico.
El acuerdo firmado en la capital francesa extiende compromisos financieros; las economías avanzadas intensificarán sus esfuerzos con una ruta concreta para lograr el objetivo de proporcionar 100 mil millones de dólares al año en financiamiento para apoyar la adaptación y mitigación en países en desarrollo para el año 2020.
Subsecuentemente, para el 2025, las partes del acuerdo esperan establecer un nuevo objetivo colectivo cuantificado desde una base de 100 mil millones de dólares por año.
En la nota de discusión “Después de París: Implicaciones Fiscales, Macroeconómicas y Financieras del Cambio Climático”, el equipo del FMI destaca el ponerle precio al carbono como una fuente directa para el financiamiento climático. El poner precio al carbono en los países en desarrollo podría catalizar y eficientar la asignación de financiamiento del sector privado; promover incentivos para proyectos de energías limpias y eficientar su ordenamiento.
Un cargo de 30 dólares por tonelada de CO2 en economías avanzadas podría haber recaudado cerca de 25 mil millones de dólares para financiamiento climático en 2014 con 7 por ciento de los ingresos aportados. Indirectamente, el precio al carbono en las economías avanzadas aprovecha los flujos privados de economías en desarrollo a través de los mercados de compensación.
El financiamiento al Clima en 2014 fue estimado en 62 mil millones de dólares. Cerca de una tercera parte de esto provino de fuentes multilaterales y estos fondos podrían incrementarse en futuro como bancos de desarrollo multilateral fortaleciendo planes de acción climática.
La fijación de precios del carbono puede generar ingresos significativos para la mitigación. El poner precios ha reflejado co-beneficios ambientales domésticos. En promedio los 20 principales emisores han elevado los ingresos en casi 2 por ciento del Producto Interno Bruto en 2010 y más del 5 por ciento en el caso de China.
Hasta mediados de 2015, cerca de 40 gobiernos nacionales y más de 20 subnacionales han implementado o están en vías, alguna forma de precio de carbono. Entre los gobiernos han puesto impuestos explícitos al carbono son Chile, Francia, México y el Reino Unido.
México se comprometió a reducir sus gases de efecto invernadero en 25 por ciento debajo de los niveles de siempre para el 2030. La contribución de México a las emisiones globales es de 1.4 por ciento.
Sin embargo, el equipo del FMI advierte que si estos ingresos procedentes de poner un precio al carbono, no se utilizan de manera eficiente, el costo total de los precios del carbono para la economía es sustancialmente más alto. Para un emisor típico grande, cortar emisiones de CO2 en 25 por ciento podría costar cerca del 1 por ciento del PIB cuando los pagos de transferencia de ingresos de finanzas -que no mejoran incentivos económicos- o bajo un ETS con libre asignación, comparado con cerca de 0.2 por ciento del PIB con ingresos financiando reducciones en impuestos distorsivos.
Fuente: El Financiero