Para el Dr. Alfonso García Rodríguez,
nuestro Galeno Raikkonen
Por Emilio Guerra Díaz
Entre algunos de los retos que enfrentará el voluntariado organizado en 2013 se pueden agrupar en varios temas, como: mayor convocatoria de personas que presten servicio voluntario, mejorar el asociacionismo, fortalecer la profesionalización del recurso voluntario, diversificar y promover el voluntariado, evaluar y medir el impacto y comunicación de la acción social voluntaria. Algunos de estos restos dependerán de la capacidad de las relaciones OSC-ciudadanía, Voluntariado y Empresas, OSC-gobierno. Veamos por qué.
En la primera relación, OSC – ciudadanía, el reto principal corresponde a la capacidad de acción que desarrollen las instituciones en el próximo año para verdaderamente establecer vínculos con personas que deseen ser voluntarias en las organizaciones que los necesitan.
Parece trillado, pero en verdad esta es una responsabilidad de las asociaciones civiles de dar cuenta de avanzar en el profesionalismo para elaborar perfiles acordes a sencillas actividades donde los noveles voluntarios se sientan cómodos y puedan empezar a aportar. Si las organizaciones no invierten tiempo en ordenar y sistematizar sus necesidades para recibir voluntarios no podrán avanzar.
Hoy se cuentan con mayores recursos que facilitan cómo iniciar bien un programa de voluntariado y el portal haces falta se ha convertido en una extraordinaria herramienta para vincularse al mundo de las ofertas del trabajo voluntario. Cada semana, con rigurosa disciplina se ofertan áreas de servicio, no todas son atractivas, pero hay constancia para que la gente consulte el portal. Ahí se constata que falta ingenio, elaboración atractiva de perfiles y manifestar qué gana una persona al ser voluntaria dentro de una institución.
Respecto al reto de mejorar el asociacionismo, los protagonistas de este reto son las propias OSC y los demás sectores. Se requiere alentar aún más una visión de ganar-ganar, pensando en un bien superior que es el bienestar comunitario y mejorar las condiciones de la calidad de vida.
No obstante, el asociacionismo podría fluir en fortalecimiento de asociaciones que trabajan con grupos voluntarios para su profesionalización. Están Ezer, la Amevol y otros esfuerzos como Causas y alguna que otra red de voluntariado. Pero formalmente, con sus decorosas excepciones, las instituciones fortalecedoras de voluntariado necesitan invertir tiempo y trabajo en consolidar los servicios que dan: las OSC requieren guía y acompañamiento para fortalecer sus programas, pero también, datos, investigaciones, consejos y atajos para potenciar la fuerza de la acción social voluntaria que empiezan a convocar. Se requieren más capacitadores y promotores. Desde ese punto de vista todos los tipos de voluntariado son necesarios y están sedientos de esos servicios, de tal manera que las organizaciones fortalecedoras de voluntariado tienen la oportunidad de apoyar los distintos grupos como voluntariados públicos (DIF, secretarías, etc.), voluntariado universitario, corporativo, voluntariados en iglesias, grupos informales como asociaciones de vecinos, colonos, padres y madres de familia, etc.
Es importante señalar que el asociacionismo, como otros campos del sector filantrópico, enfrentan un fantasma, un terrible ogro que seduce a gran parte de los voluntarios, sirenas que endulzan cánticos tentadores. Consejeros, patronos, gerentes, directivos e incluso consultores y fundadores de organizaciones caen en la tentación del protagonismo y no sueltan, delegan ni comparten triunfos. El protagonismo opaca, limita, confronta, debilita y desvirtúa los esfuerzos por profesionalizar, modernizar y consolidar grupos voluntarios y organizaciones civiles.
En “Ciudadanía en Construcción” publicaremos, cuando el texto esté maduro, un artículo especial que compartiremos con la intención de comprender los aspectos sociológicos que lo explican, pero también las contrapartes que permitirían superar esos cantos seductores de las sirenas del protagonismo y avanzar en la consolidación de procesos institucionales.
Respecto al tema del profesionalismo, los involucrados en esta área indudablemente son: las propias OSC, las asociaciones fortalecedoras, consultores, universidades y capacitadores. Hay mejores materiales, contenidos, cursos y más capacitadores. Falta convencer a las propias OSC de que emprendan el camino de invertir recursos y tiempo en crear y fortalecer sus programas.
A menudo, algunos de los impedimentos que declaran las instituciones que enfrentan para crear su programa de voluntariado y no obstante que reconocen que el tema es estratégico, importante y quizá urgente, consiste en que no dan el paso para designar a un responsable del programa porque no tienen recursos para pagar un sueldo adicional. En los talleres que ofrecemos sobre creación de un grupo voluntario con la Fundación Merced ofrecemos varias soluciones y ejemplos de casos que lograron crear su programa a partir de los propios recursos que dispone la organización.
Diversificar y promover la participación voluntaria. Toda la sociedad está involucrada en este tema pero recae mayor responsabilidad en las OSC nuevamente, porque ellas pueden ofertar atractivas actividades o labores rutinarias, acciones que enaltezcan el servicio voluntario o que apaguen las ganas de participar para siempre. Sin embargo se requiere la fuerza de penetración de medios de comunicación para mostrar casos de éxito, trayectorias que determinaron una vida de servicio, jóvenes encontrando su razón de ser por vincularse al servicio voluntario, adultos mayores que concluyeron una vida laboral, continúan siendo productivos a través del voluntariado, etc.
En el campo de la promoción, en el 2013 inicia prácticamente un nuevo gobierno que tiene frente a si la oportunidad de fortalecer los vínculos con sociedad civil. Se han dado importantes avances con los gobiernos panistas, guste o no, pero hay temas pendientes, entre ellos el promover e impulsar el voluntariado. Podrían apoyarse como lo está haciendo el gobierno de Peña Nieto, campañas “Se puede o no se puede” mejorar nuestra comunidad con servicio voluntario. Claro que sí se puede. México es un país lleno de testimonios, prácticas e historias que denotan la solidaridad de nuestro pueblo y para que avance la acción social voluntaria se requiere crear una cultura de donación. El voluntariado es una excelente oportunidad para afianzar la relación sociedad civil-gobierno. Podrán fortalecerse los reconocimientos y agradecimientos pero el accionar en forma voluntaria tiene que ser un hábito en la nación.
En este rubro cabe muy bien el voluntariado corporativo, que particularmente tiene sus propios retos: fluye por varios causes en los que no consolida todavía un gran río que desemboque en el océano de la filantropía. La definición de alcances, objetivos, metas y actividades no les es fácil a muchos gerentes de empresas a quienes se les asignó el programa. Algunas empresas no vislumbran las posibilidades benéficas que les podría reportar un buen programa de voluntariado. Apuestan por realizar actividades que impacten favorablemente en la imagen y reputación corporativa nada más y por ello eligen actividades de poco impacto.
Numerosas empresas no destinan un presupuesto especial. Respecto al tiempo en la que podrían llevarse a cabo las actividades voluntarias muchas empresas tienen una actitud cicatera y no permiten que la acción voluntaria ocurra en horas de oficina. Otras corporaciones desean alinear sus programas a la misión del negocio y a los objetivos de sus programas de vinculación con la comunidad o propósitos fundacionales, pero requieren apoyo de consultores con experiencia, que dicho sea de paso, existen pocos con probados resultados y muchos con nula experiencia pero que se saben vender muy bien. Por ahí anda un despacho ofreciendo servicios para crear un programa de voluntariado corporativo donde le advierte a las empresas que una etapa para constituir su programa consiste en “Prepararse para la frustración” por si no alcanza los resultados, ¡Vaya visión!
Por otra parte, hemos visto, sobre todo en foros y encuentros, cómo algunas fundaciones empresariales desean abanderar el movimiento de voluntariados corporativos pero no han dado resultados, les atrae más el protagonismo que los resultados. Han propuesto encuentros, manuales, grupos de aprendizaje, etc. pero a excepción de la Fundación Grupo Modelo y su alianza con Impulsa, se han quedado en buena voluntad.
Evaluar y medir el impacto de la acción social voluntaria. Los principales involucrados son las propias instituciones pero también la comunidad, los financiadores y las fundaciones. Cada organización tiene la oportunidad de transitar por un programa de mejora continua donde la evaluación es la herramienta principal para corregir y desarrollar mejor su programa. En pocas organizaciones se tienen herramientas que les faciliten esta tarea amén del significado que las organizaciones dan a la evaluación: “pasar o reprobar”. La medición de impacto es al igual de harto compleja, interesante. En el trabajo de medir la efectividad de la acción voluntaria se tiene la oportunidad de cosechar éxitos y satisfactores, de generar y revitalizar el círculo virtuoso de dar y de crecer junto con la comunidad.
La evaluación de impacto escapa, desde el punto de vista del sector filantrópico, a los indicadores puramente numéricos que son fríos y objetivos. Este tipo de evaluación se llena de subjetividad: de la vida con la voz y testimonios de los actores y protagonistas, de los cambios suscitados y las contribuciones de los participantes. Aún no se tienen suficientes herramientas ni prácticas de este tipo que muchas veces quedan en lo empírico, pero una vez que se puedan sistematizar el sector filantrópico y de la acción social voluntaria será más rico y atractivo. En lo personal enfrentamos el reto de incorporar en nuestras capacitaciones elementos de evaluación y medición del impacto de programas de voluntariados.
Comunicación de la acción social voluntaria. Iniciativas de organizaciones están contribuyendo a dar difusión a las actividades de las organizaciones civiles como Iniciativa México, Extreme Makeover Latin American Edition, Movimiento Azteca, etc. pero falta perfilar programas que muestren los efectos positivos de la acción social voluntaria en las personas y en las causas en las que participan. Medios de comunicación también están dando difusión a actividades de voluntariado.
Por lo anterior nos congratulamos y expresamos nuestro agradecimiento a Expok y su equipo por ser sensibles a reconocer la importancia de este tema, lo que motivó a abrir este espacio “Ciudadanía en construcción” donde compartimos estas reflexiones y experiencia de todo tipo de voluntariados. Es y seguirá siendo en el 2013 una columna colectiva, donde quien así lo desee, puede mandar su artículo a [email protected] para que sea publicado en este lugar.
Finalmente damos las gracias a los lectores de Ciudadanía en Construcción deseándoles lo mejor para 2013 y esperando que en la lista de propósitos incluyan ser voluntario en alguna institución.
Próximos eventos
El Centro Mexicano para la Filantropía ha anunciado que en enero ocurrirá la presentación con la Fundación ADO de “Voluntariado en organizaciones sin fines de lucro. Manual para una gestión eficaz”. En este espacio informaremos lugar, hora y fecha para quien desee nos acompañe.
Emilio Guerra Díaz
Emilio Guerra cuenta con amplia experiencia en la Gestión de la RSC, destacando su trabajo en el área de vinculación con la comunidad que potenciar la inversión social empresarial. Ha gerenciado fundaciones empresariales.
Muchas gracias Emilio por este detallado análisis y puntualización de lo que tenemos por hacer en este 2013; buena tarea, pero con buena guía también!
Felicidades y gracias a todos los que constituyen este espacio de crecimiento -si quieres…
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