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Empresas retroceden en incentivos salariales vinculados a objetivos climáticos


En medio de una creciente presión política y económica, diversas empresas han comenzado a desmontar los incentivos salariales vinculados al clima en sus estructuras de pago ejecutivo. Organizaciones como UBS, HSBC, BP y Starbucks han reducido o eliminado métricas climáticas y sociales de sus planes de bonificaciones. Esta tendencia marca un giro preocupante en los compromisos de sostenibilidad del sector privado, especialmente frente al acelerado avance del cambio climático.

Los incentivos ligados a metas ambientales, sociales y de gobernanza (ESG) habían ganado fuerza en los últimos años. No obstante, el endurecimiento del discurso anti-ESG, particularmente en Estados Unidos, y el creciente escrutinio sobre la efectividad de estos mecanismos han llevado a muchas empresas a replantearse su uso. Mientras tanto, el calentamiento global no da tregua y los instrumentos corporativos para frenarlo se debilitan.

Este retroceso ocurre cuando más se necesita una acción coordinada. La desconexión entre las metas climáticas y los sistemas de remuneración de altos directivos puede debilitar el compromiso real de las empresas con la sostenibilidad. De no corregirse esta tendencia, corremos el riesgo de convertir la transición verde en una narrativa sin impacto tangible.

incentivos salariales vinculados al clima

Menos compromiso, más presiones: ¿por qué las empresas están retrocediendo?

El informe anual de UBS eliminó referencias claras a incentivos salariales vinculados al clima, en especial a la reducción de emisiones en sectores clave como bienes raíces, energía y cemento. Standard Chartered, por su parte, eliminó de sus planes de bonificación anual para 2025 los objetivos relacionados con la reducción de emisiones financiadas. En ambos casos, las empresas alegan que mantienen su compromiso, pero sin plasmarlo con la misma fuerza en la compensación ejecutiva.

HSBC también suavizó su enfoque. Redujo del 25% al 20% la ponderación de los objetivos ambientales en sus planes de incentivos a largo plazo, tras recibir retroalimentación de accionistas. Además, eliminó una métrica de sostenibilidad de sus bonificaciones anuales. Esta medida refleja una creciente tensión entre las metas ambientales y las demandas inmediatas de rentabilidad.

El argumento recurrente es que algunas métricas eran difíciles de medir, poco exigentes o poco relevantes para la estrategia corporativa. Pero al debilitarlas o eliminarlas, las empresas también eliminan uno de los pocos mecanismos que alinean los intereses ejecutivos con la acción climática. Esto podría socavar la seriedad con la que se asumen los compromisos de sostenibilidad.

Incentivos salariales vinculados al clima: un modelo en crisis

El estancamiento de las empresas estadounidenses en la adopción de incentivos salariales vinculados al clima sugiere una “recalibración” de prioridades. Según el grupo de expertos Conference Board, esto puede reflejar tanto una maduración de los mecanismos ESG como una respuesta al rechazo político en EE. UU. Sin embargo, esta estabilización podría ser también una señal de retroceso.

Andrew Page, de PwC, destaca la bifurcación en las expectativas de los inversores: mientras en Europa se presiona por métricas más robustas, en EE. UU. el escepticismo gana terreno. En este escenario, las empresas globales enfrentan una disyuntiva: escuchar las voces más conservadoras o mantener un enfoque coherente con sus compromisos climáticos.

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Además, los datos revelan que las métricas cualitativas —más abiertas a manipulación— generan mayores pagos que las cuantitativas, como las metas de descarbonización. Esto ha llevado a críticas de que los incentivos no están motivando a las empresas rezagadas a mejorar, sino simplemente aumentando la remuneración sin mejoras ESG reales.

Del “greenwashing” al desinterés: consecuencias del abandono

BP eliminó recientemente un objetivo que vinculaba bonificaciones al crecimiento de su negocio de transición energética, apenas un año después de haberlo establecido. El resultado fue nulo: la métrica no logró generar impacto, ni en la compensación ni en la estrategia. Starbucks también anunció que eliminará su objetivo de reducción de emisiones del plan de incentivos a largo plazo.

Aunque algunas empresas conservan elementos de sostenibilidad en sus planes salariales, muchas han optado por eliminar otras métricas como diversidad, equidad e inclusión. Esto representa un paso atrás no solo en materia ambiental, sino también social, y debilita los avances logrados en la última década en prácticas empresariales responsables.

La desconexión entre desempeño climático y retribución ejecutiva genera un vacío de liderazgo. Si los líderes no están motivados por resultados sostenibles, el mensaje hacia el resto de la organización se diluye. Esto podría traducirse en menores inversiones en innovación verde y menor capacidad de respuesta ante los desafíos ambientales del futuro cercano.

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Incentivos salariales vinculados al clima: ¿cambio estratégico o simple retroceso?

La retirada de las métricas ESG no necesariamente implica el abandono completo de la sostenibilidad. Algunas compañías afirman que están reformulando sus estrategias para lograr un mejor alineamiento entre metas e impacto. No obstante, la falta de transparencia y de estándares comunes dificulta evaluar si se trata de un cambio estratégico o simplemente una retirada camuflada.

El hecho de que muchas de estas decisiones estén influenciadas por presiones políticas o costos operativos demuestra que aún falta institucionalizar la sostenibilidad como parte del ADN empresarial. En lugar de fortalecer los incentivos salariales vinculados al clima, muchas empresas optan por ocultarlos o diluirlos, perdiendo la oportunidad de convertirlos en motores de transformación.

Más preocupante aún es que las bonificaciones por logros ESG rara vez penalizan el incumplimiento. Si el único escenario es ganar más o no ganar nada, el incentivo se convierte en un lujo opcional. Esto refuerza la percepción de que la sostenibilidad sigue siendo un accesorio, y no un pilar central de la gobernanza empresarial.

Incentivos salariales

Entre el retroceso y la oportunidad

El retiro paulatino de los incentivos salariales vinculados al clima marca una etapa de incertidumbre para la gobernanza corporativa sostenible. En un contexto donde la acción climática es más urgente que nunca, desmantelar estos mecanismos no solo debilita las políticas ESG, sino también la credibilidad de las empresas frente a inversionistas y sociedad civil.

Este momento representa también una oportunidad para rediseñar incentivos más rigurosos, transparentes y verdaderamente alineados con la descarbonización. Las empresas que logren mantener coherencia y ambición en sus sistemas de retribución estarán mejor preparadas para liderar una transición verde efectiva.

En un entorno donde el “greenwashing” es cada vez más fácil de detectar, vincular el salario a resultados climáticos cuantificables sigue siendo una herramienta poderosa. Si bien algunos retroceden, quienes apuesten por profundizar su compromiso podrían marcar la diferencia entre el liderazgo climático real y la inercia corporativa.

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