El actual riesgo climático creciente está dejando entre ver sus efectos. Además de temperaturas extremas más frecuentes, como las olas de calor, las altas temperaturas pueden causar una mayor mortalidad, una productividad reducida y daños a la infraestructura. ¿Este es el futuro que le estamos dejando a nuestros hijos e hijas?
De acuerdo con él informe publicado recientemente por el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático de las Naciones Unidas, muestra que el alcance y la magnitud de muchos impactos del cambio climático, como los incendios forestales, ahora son mayores de lo esperado. Los cambio en el clima afectarán la distribución y abundancia de muchas especies de plantas y animales, que ya están de por si bajo la presión de la pérdida de hábitat y la contaminación.
Las sequías están afectando la productividad de los cultivos y la generación de energía. El exceso de calor y las inundaciones están ayudando a que las enfermedades se propaguen en la agricultura, la vida silvestre y las personas. Las personas que trabajan al aire libre o viven en la costa son especialmente vulnerables. Los impactos sociales y económicos también están creciendo, con consecuencias para la infraestructura crítica, las redes de transporte, la salud y la seguridad alimentaria.
Ante los cambios climáticos cada vez más frecuentes, las nuevas generaciones tendrán que adaptarse y desarrollar resiliencia. Sin embargo el informe de la ONU también abre una ventana para asegurar un futuro habitable y sostenible.
Jóvenes por el cambio climático
Según datos del portal Asian Developen Bank más de la mitad de la población joven mundial vive en Asia y el Pacífico. Y señala el fuerte compromiso de este sector con la crisis ambiental: ¿son ellos los que se están movilizando para exigir una mayor acción sobre el cambio climático?
Ya lo vemos con las movilizaciones a que ha convocado la activista Greta Thunberg. Pero también hay otros temas que les preocupan y ocupan a los jóvenes: injusticia social, la desigualdad económica y los derechos humanos.
Y han mostrado su fuerza. Un ejemplo de ello fue el caso de la Universidad de Harvard, quien a partir de la presión de la comunidad universitaria se logro el retiro de inversión en combustibles fósiles; tras casi una década de activismo por parte de estudiantes y profesores.
En este sentido, ¿qué más pueden hacer las nuevas generaciones para mitigar y responder ante las amenazas de la crisis climática? El portal ADB señala el involucramiento y participación de las diferentes partes influenciadoras y cercanas a ellos, además de lo siguiente:
- Involucrar a los jóvenes en programas de desarrollo tiene un impacto muy interesante en su desarrollo personal, su empoderamiento, su capacidad para conectarse con las personas más marginadas de su comunidad.
- El mundo tendrá la mayor población de jóvenes de la historia en los próximos años; dejar a los jóvenes fuera del desarrollo no es muy sensato, probablemente no sea posible.
- La jóvenes tienen un enfoque completamente diferente del proyecto y el desarrollo en sí. Significa que son mucho menos jerárquicos. Son mucho más abiertos. Participan en lo que llamaríamos una programación adaptativa. Si algo no funciona, lo cambiarán.
Retos ante el riesgo climático creciente
Los gobiernos deberían garantizar que sus voces se incluyan en la planificación y la toma de decisiones es una recomendación clave. Y desarrollar la capacidad de enfrentarlo en equipo. Pero, ¿de qué riesgos estamos hablando? siguiendo el portal The Conversation estos serán los principales riesgos climáticos para las nuevas generaciones:
Agua y seguridad alimentaria
El informe del IPCC describe cómo los climas ideales para muchos cultivos y pesquerías se están desplazando hacia el norte, lo que lleva a una reducción de la productividad de cultivos y ganado clave. El hábitat térmico para el salmón y la trucha puede disminuir entre un 5% y un 31%, la distribución de langostas y cangrejos cambiará y las cosechas de mariscos disminuirán debido a la acidificación de los océanos.
Los impactos varían según la región, pero la investigación muestra que el cambio climático generalmente ha reducido el crecimiento de la productividad agrícola en alrededor de un 12,5% en América del Norte. El aumento de las temperaturas globales está reduciendo la capa de nieve de la que dependen las granjas y las ciudades para obtener agua, y el aumento del bombeo de agua subterránea en respuesta está perjudicando el acceso al agua dulce en algunas áreas, particularmente en el oeste de los EE. UU.
Adaptarse puede significar plantar diferentes cultivos o conservar el agua. En el río Colorado, la caída de los niveles de agua ha disparado los límites de uso acordados por siete estados.
Economías costeras y urbanas
A lo largo de las costas de EE. UU. y en las áreas urbanas, es probable que los daños causados por las tormentas y el aumento del nivel del mar, y la interrupción de las redes comerciales y de transporte causen una agitación social y económica sustancial, dice el informe. Hasta el 99% de los arrecifes de coral, que brindan protección natural contra las tormentas, se perderán a finales de siglo en el Golfo de México y a lo largo de las costas de Florida y la península de Yucatán si las temperaturas aumentan solo medio grado centígrado más.
Existen otras técnicas de adaptación además de la construcción de diques. La infraestructura verde, típicamente vegetación en áreas propensas a inundaciones, puede ayudar a manejar algunas inundaciones. Algunas comunidades también están pensando en la migración controlada para ayudar a sacar a los residentes del peligro.
Otro gran riesgo son las muertes y enfermedades relacionadas con el calor, particularmente entre los trabajadores al aire libre y los residentes urbanos pobres. Cuánto aumente en el futuro dependerá de cómo respondan las personas y los países.
Empeoramiento de los incendios forestales
A medida que aumentan las temperaturas, se prevé que la frecuencia de los incendios forestales aumente alrededor de un 30% a nivel mundial para fines de siglo, si las emisiones de gases de efecto invernadero continúan a un ritmo elevado. Los incendios liberarán más dióxido de carbono a la atmósfera. El riesgo climático creciente empeorará la calidad del aire para miles de millones de personas.
Existen estrategias para ayudar a evitar el peor daño. La restauración de ecosistemas adaptados al fuego y el uso de la tala de bosques y las quemas prescritas, cuando corresponda, pueden ayudar a prevenir megaincendios. Las comunidades pueden tomar medidas para reducir el riesgo de incendio construyendo cortafuegos y siguiendo los códigos de construcción.
Pero además de estas acciones de prevención y mitigación, tenemos que hablar sobre el cambio climático entre nosotros. Si la gente no habla de ello, no actúa es como si no estuviera sucediendo. Por ejemplo, una encuesta de Yale muestra que el 72% de los estadounidenses piensa que el calentamiento global está ocurriendo, pero solo el 35 % habla de ello. Hablar sobre el cambio climático con amigos, nuestras comunidades y nuestros hijos de manera adecuada es fundamental para impulsar la acción.
El informe IPCC es inequivoco. El riesgo climático creciente ya ha alterado los sistemas humanos y naturales y amenaza el bienestar de la vida en la tierra. Pero también nos recuerda que podemos cambiarlo.