Las largas jornadas laborales son un factor de riesgo para las y los trabajadores. Según estimaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Internacional del Trabajo (OIT), 745 mil personas fallecieron por accidente cerebrovascular y cardiopatía isquémica, como consecuencia de haber trabajado 55 horas a la semana o más.
Sin embargo, en sociedades como la japonesa se ha formado la idea de que trabajar 70 horas a la semana es normal. Esto ha resultado en más de 10 mil muertes anuales a causa del exceso de trabajo, ya sea por enfermedad o suicidio.
Este último es la consecuencia de la interacción entre las vulnerabilidades individuales y condiciones de estrés laboral y cotidiano. Aunque no todos los suicidios y decesos pueden prevenirse, las empresas pueden tomar medidas para reducir la frecuencia en que esto ocurre.