¿Cuál es la responsabilidad de un gran empresario con la comunidad? Algunos aspectos son obvios, como la responsabilidad de ofrecer salarios justos, un ambiente de trabajo seguro, prestaciones de ley, oportunidades para crecer en ámbitos profesionales y personales. Sin embargo, cuando un país se encuentra ante una crisis política y social es más difícil definir qué papel debe tener un líder empresarial.
Es cierto que para ningún alto ejecutivo sería una buena jugada estratégica hacer una crítica dura al gobierno ni apoyar públicamente movimientos de protesta contra este, pero una persona que se considera líder moral también tiene la responsabilidad de reconocer cuando la comunidad se encuentra indignada o sus derechos están siendo atropellados.
La reflexión viene a cuento porque el pasado jueves 15 de enero diversos medios reportaron que, mientras recibía un premio otorgado por el papa Francisco «por su gestión empresarial basada en los principios éticos a favor de la persona, el bien común y la justicia social», el cofundador de Grupo Bimbo Roberto Servitje dijo que considera que se ha sobredimensionado el caso Ayotzinapa.
Según se ha reportado, las palabras de Servitje fueron: «Hay inconformidad de algunos grupos que aprovechan cualquier cosa, como Ayotzinapa, que es muy triste porque se le ha dado una dimensión que no tiene», para después agregar que «esta cuestión es promovida por unos cuantos que buscan desestabilizar.»
En su discurso, el empresario también dijo que la corrupción es una fuerza que está frenando el desarrollo del país en distintos ámbitos y llamó a los empresarios a que reconozcan que ellos deben ser agentes en el bienestar de sus colaboradores.
Llama la atención que la elección de palabras es muy parecida a las que usa el discurso oficial, ya que Enrique Peña Nieto se ha referido en varias ocasiones a la intención de «desestabilizar» de quienes protestan por el caso (una postura que organizaciones como Amnistía Internacional no comparten). También destaca que Servitje no pueda ver que detrás de las protestas por los normalistas desaparecidos está también un profundo hartazgo por esa misma corrupción que él condena, la cual hizo posible que las autoridades locales hayan estado, hasta donde han arrojado las investigaciones, implicadas en el crimen.
Aun cuando concedamos que algunos grupos podrían estar usando el caso para impulsar sus propias agendas, ¿podría repetir Servitje sus declaraciones enfrente de las 42 familias que todavía buscan a sus hijos?, ¿o enfrente de los padres de Alexander Mora Venancio, el número 43, cuyos restos fueron encontrados en Cocula? ¿Exactamente a qué se refiere cuando dice que el tema se ha sobredimensionado? Los cientos de miles de personas que han marchado en las calles de nuestro país, en su mayoría de forma pacífica, ven en este caso a un gobierno que no solo no puede protegerlas, sino que las ataca. Ayotzinapa es, además de un episodio triste e indignante de la historia de México, solo la punta de lanza de la corrupción y la violencia que se ven todos los días en la República. Un líder galardonado por su ética debería poder reconocer esto.
Sin duda, el caso Ayotzinapa tiene varias aristas para ser analizado.
Desafortunada declaración en tan importante momento del Sr. Servitje.