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Robot mexicano ayuda a tratar el autismo

Robot mexicano ayuda a tratar el autismo
Foto: Altonivel.com

Investigadores mexicanos desarrollaron un robot que complementa las labores del terapeuta para combatir este trastorno que afecta a miles en México.

Mientras lees esta nota, es muy probable que se sume un nuevo caso de autismo en México, pues en el país uno de cada 300 niños viven en esta condición, y el gobierno federal reporta que anualmente habrá 6,000 nuevos casos. Pero también, mientras lees estas líneas, un robot de nombre Teco, creado por investigadores mexicanos, amplía sus pruebas como terapeuta para niños con este padecimiento mediante gesticulaciones y movimientos simpáticos.

Este robot fue desarrollado por profesores y alumnos del área de posgrados de Ingeniería del Instituto Tecnológico de Monterrey, y pretende ser una herramienta terapéutica a través de la tecnología para contrarrestar los síntomas de este trastorno que afecta el neurodesarrollo de las personas, además de dificultar su interacción social, comunicación, verbal y no verbal, y el comportamiento restringido y repetitivo.

“Hemos demostrado que la tecnología puede ayudar al buen funcionamiento de las terapias contra el autismo. Es un ejercicio en conjunto con el terapeuta. El robot no está aislado, sino que siempre está supervisado por un terapeuta”, dice Pedro Ponce Cruz, director de Maestría y Doctorado en Ciencias de la Ingeniería del Tec.

Teco no tiene piernas y mide 50 centímetros de altura del tronco a la cabeza. Está afianzado a una base de aluminio y se conecta a una toma de alimentación de 120V. Es capaz de hacer varias gesticulaciones para registrar las reacciones del niño a través de una cámara. De ahí enviará la información a la computadora del terapeuta.

“El robot tiene dos formas: un control manual y un automático, este último tiene rutinas establecidas para interactuar con el niño, tienen sensores de presión, que si el niño los toca fuerte, provocará una gesticulación que el niño debe aprender a distinguir”.

Cada parte del robot está desarrollada para cumplir con un propósito de terapia de integración social. No tiene un rostro con forma humana, pero su figura le permite marcar emociones que son fácilmente interpretadas por el niño.

“Hemos notado que hay mucha atención de los niños al robot no solo por las gesticulaciones, sino por los movimientos”, dice el investigador. Los investigadores del Tecnológico de Monterrey llamaron al proyecto Tecnología y Autismo y está en etapa de experimentación en un centro privado de atención para niños con autismo en la Ciudad de México.

Junto con el robot, el programa incluye la aplicación de una tablet para que el paciente pueda practicar fuera del centro de rehabilitación. Los ejercicios realizados también son registrados para su posterior revisión por el terapeuta.

Un inicio alentador

En esta fase de experimentación, el programa Tecnología y Autismo atiende alrededor de 20 niños con autismo. El tamaño de las sesiones varía según las terapias que estén asignadas.

Los investigadores procuran que sean tiempos muy cortos, en los que de entrada observen las primeras reacciones del menor, y de ahí incrementar el tiempo conforme se familiarice con el robot.

Si el niño no se siente cómodo con la herramienta, se suspende la sesión, sin embargo, según Pedro Ponce, hasta el momento no ha existido una reacción negativa hacia Teco.

El Tecnológico de Monterrey ha hecho tres prototipos distintos de Teco, y actualmente es asistido por Nao, un robot francés que tiene mayor flexibilidad motriz, pero no cuenta con gesticulación facial.

Hace unos días fue promulgada la Ley General de Autismo, que señala que las personas que sufren este trastorno tienen derecho a una vida productiva, por lo que contempla una serie de acciones integrales en salud, educación, trabajo y entretenimiento.

Para Ponce, el siguiente paso es lograr que Teco sea de un costo accesible para que pueda ser utilizado en cualquier institución como parte de la terapia contra los niños que sufren autismo.

Los primeros prototipos tuvieron una inversión superior a los 200,000 pesos, pero el ideal, según el académico, es que puedan costar entre 30 y 40,000 pesos para hacerlo viable.

Fuente: Alto Nivel

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