Lo que empezó como una crisis provocada por unos entes abstractos llamados mercados va dejando víctimas cada vez más concretas. El sistema de salud griego es un buen ejemplo. La multinacional farmacéutica Roche, harta de acumular facturas impagadas de uno, dos, tres o hasta cuatro años, ha decidido dejar de suministrar algunas medicinas a varios hospitales del país.
En una entrevista concedida a The Wall Street Journal, el director general de gigante suizo, Severin Schwan, aseguró que su empresa ya no entrega medicamentos destinados a curar el cáncer y otras enfermedades, y que se plantea tomar medidas similares contra otros países como España. En esos casos, los pacientes tienen que comprar el tratamiento antitumoral en la farmacia y pagarlo de su bolsillo.
Roche España no quitó hierro a la situación descrita por su máximo directivo. En una respuesta remitida a este diario, la empresa afirma que «al igual que sucede en otros países, la situación de crisis y deuda en España es significativa y, en el caso de algunas comunidades autónomas se encuentra al límite». La compañía destaca que la mayoría de sus operaciones se centran en los hospitales, por lo que es «especialmente vulnerable a la morosidad» de las administraciones y por eso «su impacto en la compañía es más grave y más rápida que para otros laboratorios». A 31 de marzo, la deuda de los hospitales públicos españoles con el sector ascendía a 5.191 millones pero ya ha superado los 5.400 millones, según la patronal del sector, Farmaindustria. La demora media en el pago es ya de un año y dos meses. Hay comunidades, como Castilla y León, que pagan con casi dos años de retraso de media. Roche destaca que «determinados hospitales de Castilla y León» acumulan «retrasos superiores a los 900 días», casi dos años y medio, mientras que en Andalucía, Valencia y Castilla-La Mancha el periodo medio de pago supera los 600 días.
Roche insiste en que esto «supera ampliamente los plazos de demora en el pago que marca la ley» y que a pesar de ello lleva meses negociando con las comunidades para evitar el desabastecimiento.
Humberto Arnés, director general de Farmaindustria, huye de la comparación con Grecia: «En España hay problemas porque las empresas farmacéuticas están financiando el déficit de las comunidades y hay una gran deuda. Pero está reconocida, contabilizada y se va a cobrar. El problema es que quien ha prestado a Grecia ya se arriesga a no ver el dinero». «Hay un problema y el pago del sistema sanitario debería ser prioritario, porque además así lo piden los ciudadanos, pero no hay riesgo de desabastecimiento», añade Arnés.
Una portavoz del Ministerio de Sanidad coincide en distanciarse de Grecia: «La situación de los proveedores no tiene nada que ver. Ni contemplamos que ocurra algo parecido a lo de Grecia y hay incluso garantías legales para recibir el tratamiento. El sistema sanitario es sostenible».
Fuentes del sector explican que hace un año Roche amagó con dejar de servir a centros públicos de Cantabria -una de las comunidades con más deuda con el sector farmacéutico- por falta de pago, pero que finalmente se alcanzó un acuerdo con la Consejería de Sanidad.
La situación en España es tensa, pero en Grecia ya ha estallado. El hospital Evangelismos de Atenas, a unos diez minutos andando del Parlamento, tiene cada vez más problemas para recibir medicamentos en su departamento de oncología, según cuenta Yorgos Zaburakis, médico especializado en ortopedia. «Es cierto que a las empresas se les está haciendo muy difícil cobrar; en algunos casos llevan más de un año esperando. Yo tengo suerte porque en mi departamento los medicamentos no son caros», asegura el doctor Zaburakis en una sala minúscula donde se ha metido para hablar tranquilamente de los problemas que arrastra el centro donde trabaja. Los portavoces del Ministerio de Sanidad griego no respondieron a las llamadas que les hizo este periódico para que dieran su versión del conflicto.
«No es la primera vez que Roche amenaza con dejar de prestar sus servicios a los hospitales griegos», según Marta Kaitanibi, experta en sanidad del periódico de centro-izquierda Ta Nea: «Dicen que no pueden entregar las medicinas, pero sí que dan pequeñas cantidades para los pacientes con necesidades más urgentes».
Además de Roche, otras empresas como la danesa Novo Nordisk cortó el suministro de ciertos tipos de insulina con el argumento de que Grecia había reducido los precios más de un 25%. En junio pasado Leo Pharma se sumó a Novo y dejó de vender dos de sus medicamentos (un anticoagulante y otro para la soriasis) en el país. El Gobierno de Papandreu finalmente cedió y aceptó no rebajar tanto el precio. La Asociación Helénica de Farmacéuticas calcula que los hospitales públicos han pagado tan solo un 37% de los 1.900 millones de euros que gastaron en medicinas desde enero de 2010 a junio de 2011.
Kaitanibi replica que la mayor parte de la deuda del sector es de hace años, ya que el Gobierno está haciendo ahora un esfuerzo por pagar más rápido. La deuda total que arrastran los hospitales con todos sus proveedores ronda los 8.000 millones de euros.
«Hace seis meses tuvimos un problema con la recepción de medicamentos, pero ahora no he notado nada», afirma el cirujano Antonis Doumoulakis, que asegura que uno de los problemas del sistema es la corrupción del sistema público, que hace que muchas farmacéuticas ofrezcan dinero o regalos a los médicos que receten sus productos. «Por eso el Gobierno quiere hacer un experimento con los tres mayores hospitales del país: que solo podamos elegir una marca para cada fármaco», explica. La idea es ejercer un control más estricto sobre la gestión de los centros para controlar unos costes que se han disparado.
En la segunda mitad de 2010, el grupo aceptó una oferta del Gobierno heleno de saldar una deuda de 400 millones de euros con bonos del Estado, que fueron vendidos en su gran mayoría en la primera mitad de 2011. «No tuvimos otra opción. Todas las empresas tuvimos que elegir entre bonos o nada. Nosotros en Roche los vendimos inmediatamente», confiesa Schwan a The Wall Street Journal. La empresa tiene aún un paquete de bonos griegos por valor de 30 millones de euros. El balance de este intercambio de deuda farmacéutica por deuda soberana fue de unas ganancias de 2,5 millones de euros para Roche. Pero Schwan añade que el negocio no puede seguir así: «Hay hospitales», añadió, «que no han pagado sus facturas en tres y cuatro años. Llega un punto en que un negocio deja de ser sostenible». La empresa sí seguirá sirviendo a las farmacias, que han demostrado ser más fiables en los pagos.
Para rebajar esta carga, el grupo suizo ha recurrido a medidas como negociar el plan de pago, cobrar intereses por retraso, emprender acciones legales e incluso en algunos hospitales de Grecia solo entrega el pedido si se lo pagan al momento.
La tormenta financiera sobre el sur de Europa está saliendo cara a Roche. Según su memoria, el laboratorio, que acumula facturas pendientes por unos 7.500 millones de euros, es el principal proveedor de los sistemas sanitarios de Grecia y Portugal. Y los recortes le han dado de lleno.
El gigante del Tamiflu se rebela
Roche es un gigante dentro de los gigantes del mundo farmacéutico. La compañía, con sede en Suiza, es la tercera firma del sector por ingresos, solo por detrás de Pfizer y Johnson & Johnson, según la lista Global 500 de la revista Fortune. En el primer semestre del año sus ventas alcanzaron los 21.700 millones de francos suizos (unos 18.000 millones de euros).
La firma posee patentes de fármacos superventas como el Tamiflu, que se convirtió en un negocio redondo durante la crisis de la Gripe A por ser el único tratamiento aprobado contra el virus.
En su informe sobre el primer semestre de 2011, la compañía ya advierte de que las medidas contra el déficit en todo el mundo afectan a su cuenta de resultados. «El impacto combinado de las reformas sanitarias en EE UU, las medidas de austeridad de la UE y las bajadas de precios en Japón redujeron las ventas» en unos 180 millones de euros. Para el segundo semestre del año la previsión de recorte por estas medidas baja hasta los 82 millones millones de euros. La compañía posee fármacos contra el linfoma (el Rituximab), contra el cáncer de mama (Herceptin), el de pulmón (Tarceva), para tratar la degeneración macular (Lucentis).
Roche, como el resto del sector, achaca sus recortes a las bajadas del precio de los medicamentos como forma de lucha contra el déficit. En noviembre anunció 4.800 despidos en dos años en el mundo y el cierre de su centro en Barcelona.
Fuente: Elpais.com
Por: Luis Doncel.
Publicada: 18 de septiembre.