Por Maria Fernanda Soria
Lo decía mi padre, hace mucho tiempo, “lo importante es lograr mover la aguja”, es decir, que lo que hagamos nos permita transformar algo, cambiar una realidad. Ese siempre fue mi “norte” y por eso, abracé a la RSE como profesión.
En estas líneas no hay rigor académico, simplemente un artículo personal inmerso en subjetividades, opiniones y experiencias 2014.
Detrás de los productos y las marcas. ¿Quiénes están?
El 24 de abril de 2013 sucedió un hecho que me afectó muy especialmente. En Savar, en un distrito de Dacar, capital de Bangladesh, muy lejos de mi país, se desplomó el edificio Rana Plaza de 8 pisos donde se fabricaba ropa de algunas grandes marcas, 1.127 personas murieron por el incendio provocado por las malas condiciones edilicias y de prevención de siniestros de este tipo. También se desplomó junto con el edificio aquel sueño propio de que todo había cambiado de manera sustancial. Habíamos retrocedido? O simplemente salieron a la luz asuntos que parecían resueltos. Se había cruzado la línea.
Responsabilidades compartidas será el argumento, pero la realidad nos muestra que las condiciones laborales eran malas para los empleados, a quienes llamo “los rostros detrás del producto”. La estrategia empresarial de bajo costo, no es recomendable, puesto que una empresa que actúa de manera transparente y sostenible, tiene asegurado un futuro promisorio, las otras, serán juzgadas por sus públicos, cada vez más conscientes y el éxito, efímero. Hasta es un argumento con base económica! Solo hay que analizarlo.
Ante este evento, lo único que pude hacer es actuar. Estoy convencida de que quienes nos dedicamos a incidir, asesorar o por lo menos sugerir acciones en el marco de la sostenibilidad, por mínimo que sea el resultado, esa acción puede provocar no solo impactos positivos inmediatos sino también contagiar a otros y así un efecto multiplicador. Algo de idealismo personal, no viene mal y si beneficia a otros, el objetivo ha sido logrado.
Comencé a trabajar la problemática de la cadena de valor responsable, específicamente en los proveedores, en el año 2005/2006, en general, vinculándome con el mundo de la moda, con la idea de que la responsabilidad comienza desde la fabricación del hilo hasta el final del carretel. Si bien, mi formación es más bien académica, me parecía que solo se puede asesorar a otros con conocimiento profundo del campo de acción, por eso entrevisté a más de 100 obreros textiles – sobretodo de la comunidad boliviana y peruana, quienes vienen (o venían) a la búsqueda de empleo en Argentina – con la finalidad de conocer en qué condiciones trabajaban y qué se podía mejorar. Esos fueron los inicios. Ahora, volvamos a 2013..Bangladesh.
Hay varios estándares y normas internacionales muy interesantes para aplicar, que permiten a las grandes marcas conocer y lograr control de la cadena de proveedores con la intención de mejorar y cambiar. En particular, me interesa no solo la transparencia de esa cadena sino que los empleados logren verdaderos cambios para su vida laboral, y por ende, personal. A partir de la implementación de indicadores, entrevistas y observaciones se puede realizar un análisis de las condiciones laborales, específicamente, asuntos como la seguridad e higiene, salud, trabajo forzado, salarios, horas extraordinarias, sindicalización, trabajo infantil, acoso laboral y cumplimiento de la ley local en esos aspectos- Asimismo, la norma SMETA ha incorporado la cuestión ambiental (uno de los pilares de la RSE) y las buenas prácticas comerciales como asuntos relevantes en el análisis.
Estas herramientas han sido centrales para mi trabajo en 2014. Es la primera vez que como consultora de RSE analizo el alcance de la incidencia de mis actuaciones, y quiero compartirlas con colegas e interesados en estos temas.
No solo números
Hice auditorías a PYMES proveedoras en Argentina y Bolivia, aplicando la norma SMETA/SEDEX.
Estas empresas emplearon a 2566 empleados en total, 2328 varones y 238 mujeres, realicé 241 entrevistas a empleados de planta, mandos medios y directivos.
Los sectores de actividad de las empresas eran: Plástico, metalurgia, ingenio azucarero, alimenticio, textil, servicios, entre otros.
Las empresas analizadas en general, cumplen con la legislación en los aspectos salariales y no obstruyen la actividad sindical de los empleados, he entrevistado a varios delegados y pude comprobarlo, con las particularidades del sindicalismo en Argentina, pero ese es otro capítulo. Si bien las horas extraordinarias son voluntarias, en algunos casos, resulta dificultoso realizar una buena planificación productiva y se producen excesos. Otras empresas han incorporado un tercer turno y la distribución de horas es más equitativa.
Las mejoras principales que he analizado y se han logrado durante este año para estos empleados están vinculadas sobretodo con la seguridad e higiene, como falta de capacitación, pero principalmente, cierta desidia en mantener condiciones mínimas de bienestar en el lugar donde trabajan los empleados (ventilación, etc.). A veces resulta complicado preguntar a las áreas decisorias: trabajarías allí 8 horas diarias? En esas condiciones? A esos cambios me refiero, que a veces, por ser tan pequeños, se hacen invisibles.
Obviamente, hice especial hincapié en el mantenimiento edilicio y el control de incendios.
La legislación en Argentina, acompaña estos procesos, sobretodo en lo ambiental, ya que hay requisitos de funcionamiento y también en seguridad e higiene, hay una ley nacional y cada distrito tiene sus propias reglamentaciones.
He notado, en varias empresas, una amplia brecha de relación y entendimiento entre los empleados jerárquicos y los de fábrica, entiendo que la comunicación interna no está siendo efectiva o es nula, y los requerimientos o quizá solo opiniones y sugerencias de empleados medios, no son considerados. Mis entrevistas fueron muy valoradas, a veces con emoción por parte de los empleados de fábrica. Fueron escuchados, no saben si se cumplirán sus pedidos, pero alguien externo les tendió una mano.
Para finalizar, les comparto unas palabras de Leonardo Boff : “..RSE es la obligación de las empresas de buscar metas que, a medio y largo plazo, sean buenas para ellas y también para el conjunto de la sociedad en la cual están ubicadas. No viven en un mundo aparte: están en una determinada sociedad, con un Estado que dicta leyes, se sitúan en un determinado ecosistema y están siendo presionadas por una conciencia ciudadana que reclama cada vez más el derecho a una buena calidad de vida”.
Un buen ciudadano empresario/a es lo esperado, tuve la buena fortuna de encontrar en 2014 a varios empresarios con este espíritu, seguramente habrá muchos más por conocer en este camino hacia la sostenibilidad que me ayuden a “mover la aguja” en Latinoamérica.
Fuente: Maria Fernanda Soria
Maria Fernanda Soria es especialista en RSE y fundadora de Rastro Verde en Argentina.