Cuando la filantropía se convierte en un medio para dejar de pagar impuestos, no se acompaña de la ética, y de ella no se obtienen beneficios para la empresa, las buenas prácticas pierden todo el valor estratégico para el negocio.
De acuerdo con el Centro Mexicano para la Filantropía (Cemefi), la responsabilidad social empresarial va más allá de altruismo y donaciones: “Es una forma de gestión y de hacer negocios, en la que la empresa se ocupa de que sus operaciones sean sustentables en lo económico, social y ambiental, reconociendo los intereses de los distintos grupos con los que se relaciona (stakeholders) y buscando la preservación del medio ambiente y la sustentabilidad de las generaciones futuras”.
El Cemefi explica que es una visión de negocios que integra el respeto por las personas, los valores éticos, la comunidad y el medio ambiente con la gestión misma de la empresa, independientemente de los productos o servicios que ésta ofrece, del sector al que pertenece, de su tamaño o nacionalidad.
Más allá
Georgina Núñez, de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), de Washington, agregó: “Es un compromiso de la empresa con el desarrollo sostenible a través del buen desempeño económico, en colaboración con los trabajadores, las autoridades, la comunidad y la protección ambiental. Es el trato ético y responsable hacia los stakeholders dentro y fuera de la empresa”.
Jesús González, socio de la Práctica de Asesoría de KPMG México, dijo que las pequeñas y medianas empresas (Pymes) regularmente “se apapachan justificando su tamaño y sus alcances; sin embargo, tienen que mantener estas prácticas dentro de su estrategia de negocio y definirla a largo plazo para conseguir la rentabilidad de la empresa”.
Enfatizó que si una organización empieza a dañar su entorno, a sus consumidores, proveedores y comunidad, éstos mismos no estarán de acuerdo y la castigarán ejerciendo presión en el mercado y dejando de comprar sus productos o servicios, lo que compromete su continuidad.
La Responsabilidad Social Empresarial (RSE) no es filantropía, un acto dadivoso y caritativo para atender algún problema de la sociedad, según Jorge Reyes, director del Centro Idearse para la Responsabilidad y Sustentabilidad de la Empresa de la Universidad Anáhuac México Norte, “la responsabilidad social tiene que permear todas las áreas de la empresa y todos los niveles, esta estrategia debe formar parte de su ADN”.
Un cambio desde adentro
González explicó que para adoptar prácticas y políticas responsables lo principal es identificar a qué industria o sector productivo pertenece la empresa y en dónde se encuentra su influencia.
“El empresario debe identificar los aspectos críticos del negocio en el ambiente económico, ambiental y social; después identificar a los grupos de interés, quienes pueden afectar a la empresa de manera positiva o negativa. Una vez identificados se deben hacer cambios en la forma de operar el negocio para asegurar que el empresario logre sus objetivos a largo plazo”, detalló el experto de KPMG México.
Para los pequeños y medianos negocios, el cambio puede empezar con acciones sencillas que no requieran inversión, Reyes sugirió: desde proporcionar un ambiente laboral más agradable para el trabajador hasta respetar a los colaboradores, los clientes y a la comunidad.
Georgina Núñez, de la Cepal, específica que no sólo debe cambiarse la forma de operar de la organización, sino también la manera de tomar decisiones y operar hacia su exterior.
“Cinco son las dimensiones que la empresa debe considerar: la visión del dueño/gerente de la empresa; las relaciones de con sus clientes, la gestión interna, las relaciones con el entorno y el fomento de una cultura participativa dentro de la empresa”, dijo la experta.
Graduación
El Cemefi otorga un distintivo de Empresa Socialmente Responsable (ESR) a las compañías que llevan a cabo los 10 principios del Pacto Mundial dictado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), que están relacionados con el respeto a los derechos humanos, el cuidado al medio ambiente, el impacto social y el combate de la corrupción.
Por su parte, la aceleradora de negocios Idearse-Anáhuac México Norte otorga una constancia del nivel de madurez empresarial, cuando el negocio ya pasó por un proceso de intervención y tiene un plan de acción aplicado en diversas mejoras de la organización.
Actualmente, se está trabajando en una norma internacional, llamada ISO26000, que dará lineamientos a las empresas para implementar prácticas responsables, pero ésta no será una certificación.
Fuente: El Economista – el empresario, p. 8-9
Autor: Samantha Álvarez
Publicada: 23 de agosto 2010