Hace unos días, Barack Obama dio su último discurso como presidente de Estados Unidos junto a su esposa, Michelle Obama. Esta pareja, aún con sus altos y bajos en el mandato, ha sido una de las más reconocidas y admiradas no solo por los estadounidenses, sino por ciudadanos de otros países.
Su despedida es aún más emotiva porque su sucesor dista mucho de ser la persona más respetada en el mundo o en su propia nación.
Cuando hablamos de Donald Trump es inevitable pensar en polémica. Una de las ideas más controvertidas que ha expresado, es el rechazo hacia el hecho de que nuestro planeta está siendo afectado por la contaminación y, por tanto, la temperatura está aumentando peligrosamente. Trump, siempre aferrado a no admitir equivocaciones, ha declarado que Estados Unidos no seguirá perdiendo tiempo en ese tema e incluso se opone al Acuerdo de París.
Esta es solo una prueba de las acciones y discursos que muestran su falta interés por la responsabilidad social (RSE). Después de todo, no es ningún secreto que Trump le tiene la guerra declarada.
https://twitter.com/realDonaldTrump/status/265895292191248385
Ante este panorama, muchos temen que los esfuerzos mundiales por combatir el calentamiento global se vean mermados, sobre todo porque la participación de los Estados Unidos es importante, pues sus actividades cotidianas tienen un fuerte impacto en el medio ambiente. El mismo Obama reconoció en 2015 la responsabilidad de su país en la generación de emisiones contaminantes, según ABC, y en ese momento ratificó su compromiso con la causa.
¿Qué sucederá ahora? ¿El futuro de la sustentabilidad es incierto? No, no lo es. Tenemos una buena noticia. Contrario a lo que muchos piensan, todo parece indicar que los esfuerzos de RSE del sector privado estadounidense no harán otra cosa que multiplicarse.
“Más que ajustar sus prioridades frente a esta transición, los inversionistas parecen estar doblando el valor financiero de la sustentabilidad corporativa”, afirma un artículo publicado en Sustainable Brands.
La responsabilidad social llegó para quedarse, sin importar quién viva en la Casa Blanca. El compromiso de los inversores se mantiene, al igual que su deseo por continuar empleando su capital responsablemente.
También tenemos que agradecer a las tendencias del mercado por esto, ya que las inclinaciones a alternativas sustentables, como las energías renovables, están impulsando a los negocios a adoptar prácticas de RSE.
De hecho, el precio de la energía renovable es bajo y, por tanto, se ha convertido en la mejor opción para muchas empresas. Debido a esto, más compañías pueden responder mejor a las demandas de los consumidores quienes, como hemos mencionado en otras notas, están buscando constantemente marcas que tengan una conciencia ética y responsable en sus operaciones.
Un estudio de CDP descubrió que las empresas que participan activamente en prácticas de RSE y sustentabilidad, reciben un 18% más de retorno de equidad (ROE) que los corporativos no comprometidos. Igualmente, los negocios que revelan información concerniente a las emisiones generadas en sus operaciones, tienen un ROE 67% más alto que aquellos que no lo hicieron.
Si Trump no puede frenar la RSE de Estados Unidos, mucho menos en el resto del mundo.
Si los inversionistas no pueden contar con que los reguladores fomenten la transparencia en la sustentabilidad, tomarán el asunto en sus manos. –Sonia Kowal, presidente de Zevin Asset Management.
Durante la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (diciembre 2016), 21 mercados bursátiles internacionales confirmaron que presentarán guías para realizar informes de sostenibilidad.
Con estos estándares emergentes –que estarán basados en la plataforma Sustainability Stock Exchanges–, las empresas tendrán más herramientas no solo para mejorar sus prácticas y ganar valor con ellas, sino para elaborar reportes de sustentabilidad más completos que en verdad reflejen el trabajo en RSE de cada corporativo.
Asimismo, los inversionistas tendrán un acceso más fácil a esta información, y podrán corroborar que las estrategias socialmente responsables de una compañía realmente tengan un impacto positivo tanto externa como internamente.
El mensaje es claro. Si el nuevo presidente de Estados Unidos no hará nada para seguir con el compromiso climático de su predecesor, el sector privado sí está dispuesto a asumir la responsabilidad.