Por: Teresa de Jesús Mijangos, Especialista Ambiental de la Unidad de Medio Ambiente, Arqueología y Biodiversidad
La situación del mundo en cuanto a cambio climático es apremiante. El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) ya advirtió que el medio ambiente se encuentra al límite de su capacidad de adaptación. El cambio climático es cada vez más severo y sus repercusiones en la calidad de vida de todos los seres vivos se están convirtiendo en irreversibles. Sin embargo, el Panel aún nos da la esperanza de que, si el aumento de la temperatura promedio mundial se mantiene por debajo de 1.5 °C con respecto a los niveles preindustriales, se reducirán las expectativas alarmantes.
Bajo esta misma línea, Debora Ley, Oficial de Asuntos Económicos de la Unidad de Energía y Recursos Naturales de la Comisión Económica para América Latina y El Caribe (CEPAL) en México, informó a principios de marzo que sólo tenemos una década para contener el cambio climático, por lo cual ahora, más que nunca, la sociedad debe encaminarse a crear estrategias de desarrollo resilientes al clima.
Ante este escenario, es indispensable que se implementen acciones de mitigación y adaptación en apoyo del desarrollo sostenible. Estamos conscientes que, para lograrlo, como miembros de la sociedad responsables debemos conjugar esfuerzos en materia tecnológica y de innovación con actores gubernamentales, educativos, privados y la sociedad en general para alcanzar los objetivos que tenemos en común.
Uno de los primeros pasos que debemos tomar es sensibilizar a las personas en torno al medio ambiente e implementar de manera adecuada una educación ambiental. Este proceso busca formar a una ciudadanía con liderazgo, capacidad de agencia y decisión para crear una sociedad sostenible y en armonía con el medio ambiente. En el marco del Día de la Tierra (22 de abril) consideramos el momento clave para hacer que más personas se sumen a la formación de una sociedad sostenible.
Involucrarse en la soluciones del futuro: la apuesta de los jóvenes del mañana
Si bien es necesario involucrar a cada miembro de la sociedad, las y los jóvenes son pilares clave para la mitigación climática y quienes necesitan de mayor apoyo para liderar, ya que su creatividad es invaluable en la búsqueda de soluciones innovadoras al cambio climático. Por ello, es necesario que cuenten con las herramientas necesarias que los impulse tanto en el ámbito educativo como en el laboral para tomar medidas responsables con el planeta.
Los jóvenes están particularmente comprometidos con el cambio climático, ya que de acuerdo a las cifras del PNUD (Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo), el 65% de las personas entre 18 y 35 años consideran que el cambio climático es una emergencia mundial y este porcentaje aumenta en menores de 18 años, esto se traduce en que los jóvenes sean los impulsores para lograr una transición energética justa, y sostenible, aportando innovación y formándose en carreras destinadas a descarbonizar el sector.
Debora Ley también indica que en muchos países se invierte más en mitigación en lugar de adaptación, lo cual, no representa priorizar una sobre la otra sino la necesidad de invertir en ambas. Por lo anterior, es importante desarrollar sinergias entre la academia y la iniciativa laboral para formar trayectorias estables en las que las y los jóvenes puedan desarrollarse y motivar a sus pares a dirigir la adaptación de los procesos industriales que puedan mitigar el cambio climático.
Una apuesta segura por la que las empresas están optando para adaptar sus procesos en pro del medio ambiente es migrar a fuentes de energías renovables, pues, además de caracterizarse por ser limpias, son cada vez más rentables para los negocios y para el medio ambiente.
Tomando en cuenta todo lo anterior, en Grupo Enel nos encargamos de que la energía renovable que producimos, no solo sea limpia y renovable, sino que también sea sustentable, es decir, buscamos que toda nuestra cadena de valor esté preocupada y ocupada en el cuidado ambiental de sus operaciones y de la sociedad de la que forman parte, para que juntos, podamos unir esfuerzos en pro de la construcción de un futuro cada vez más verde, sostenible e incluyente.
La siguiente década será esencial para no rebasar el límite de la temperatura que nos permite subsistir. Las cadenas de valor verde lideradas por los jóvenes son la opción para garantizar el cuidado ambiental, por lo cual buscamos posicionar a México como pieza clave para fomentar el desarrollo económico global y la participación de más jóvenes, en el liderazgo de la lucha climática.