El cambio climático impacta a gran parte de la población, en diversas áreas geográficas y con diferentes tipos de amenazas al bien colectivo. Quizás, la salud mental sea uno de los temas más críticos relacionados con la exposición a altas temperaturas.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), la salud mental se define como: «un estado de bienestar en el cual cada individuo desarrolla su potencial, puede afrontar las tensiones de la vida, trabajar de forma productiva y fructífera, y aportar algo a su comunidad».
Al respecto un infome emitido por APA y ecoAmerica menciona que las preocupaciones por el cambio climático están latentes:
Más de las tres cuartas partes de los estadounidenses informan que están preocupados por el cambio climático, y alrededor del 25 % dicen que están ‘alarmados’, casi el doble del porcentaje que informó sentirse alarmado en 2017.
Aunque, el retraso en estudios sobre la relación entre salud mental y acción climática vuelve complejo abordar el problema.
Un riesgo invisible y desigual
Como lo señala el portal de noticias de la ONU, el apoyo a la salud mental debe incluirse en las respuestas nacionales al cambio climático. Incluso, el último informe del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) coincide en los riesgos que plantea para la salud mental y el bienestar de las personas.
El estudio del IPCC reveló que el rápido aumento del cambio climático es una amenaza creciente para la salud mental y el bienestar psicosocial.
Los impactos del cambio climático son cada vez más parte de nuestra vida diaria, y hay muy poco apoyo de salud mental dedicado disponible para las personas y las comunidades que se enfrentan a los peligros relacionados con el clima y los riesgos a largo plazo.
Maria Neira, directora de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Pero, además, los impactos del cambio en la salud mental inciden de manera desigual, y ciertos grupos se ven afectados de manera desproporcionada, según factores como el nivel socioeconómico, el género y la edad.
Hay casi mil millones de personas que viven con problemas de salud mental; sin embargo, en los países de ingresos bajos y medianos, tres de cada cuatro no tienen acceso a los servicios necesarios.
Dévora Kestel, directora del Departamento de Salud Mental y Abuso de Sustancias de la OMS.
Para la OMS está claro que el cambio climático ya está provocando cargas masivas de salud mental en todo el mundo. De los 95 países encuestados en 2021, solo nueve han incluido la salud mental y el apoyo psicosocial en sus planes nacionales de salubridad y crisis ambietal.
Salud mental y acción climática van de la mano
Por ello, la instancia internacional ha llamado a los países a incrementar el apoyo a la salud mental y acción climática dentro de las medidas de mitigación de riesgos. Asimismo, ha recomendado en su informe cinco enfoques importantes para que los gobiernos aborden los impactos del cambio climático en la salud mental, y estos son:
- Integrar las consideraciones climáticas en los programas de salud mental.
- Vincular el apoyo a la salud mental con la acción climática.
- Basarse en los compromisos mundiales.
- Elaborar enfoques basados en la comunidad para reducir las vulnerabilidades.
- Reducir el importante déficit de financiación que existe para el apoyo a la salud mental y psicosocial.
Fortaleza frente a la crisis ambiental
La OMS ha puesto de ejemplo el proyecto nacional de la India que ha permitido ampliar la reducción del riesgo de desastres, además de preparar a las ciudades para responder a los riesgos climáticos y hacer frente a las necesidades psicosociales y de salud mental.
Las autoridades deben apostar por desarrollar enfoques basados en la comunidad para reducir las vulnerabilidades y cerrar la gran brecha de financiación que existe actualmente para estas problemáticas.
Pero los esfuerzos no van aislados, es necesario que las autoridades locales, nacionales, empresas, organizaciones y la acción colectiva promuevan la resilencia y la acción climática como una oportunidad frente a la adversidad cada vez más eminente.