La seguridad alimentaria, uno de los principales problemas al que se enfrentará la humanidad ante un creciente número de habitantes, requiere del uso sostenible del agua, recuerda la ONU en el Día Mundial del Agua, que hoy se conmemora.
El acceso al agua potable y al saneamiento marca no sólo el devenir de la mitad de la población mundial, sino que representa el único medio por el cual las grandes crisis globales: alimentaria, energética, sanitaria, económica, así como el cambio climático, se pueden abordar conjuntamente, según el cuarto y último Informe de Naciones Unidas sobre el Desarrollo Mundial del Agua, presentado en Marsella la pasada semana.
La ciudad francesa ha sido la sede de dos encuentros sobre el agua con puntos de vista diferentes: el Foro Mundial del Agua, organizado por las multinacionales del sector, que aboga por la mercantilización y el Foro Alternativo Mundial del Agua, organizado por movimientos sociales, que lucha por la profundización del agua como derecho humano.
«Asegurar el suministro sostenible es la primera seguridad para una vida digna», afirmó en la ciudad francesa el presidente del Consejo Mundial del Agua, Loic Fauchon.
La seguridad alimentaria es el lema que ha elegido la ONU este año para el Día Mundial del Agua. No es casualidad. El mayor desafío del planeta es aumentar la producción de alimentos, asegura la organización internacional.
«El mundo tiene sed porque tenemos hambre», reza en el eslogan. Las estadísticas indican que todas las personas beben de dos a cuatro litros de agua al día, sin embargo, la mayor parte de esta agua está incorporada en los alimentos.
La demanda de agua seguirá aumentando, insiste el reciente informe de la ONU. En 2050, las necesidades alimentarias aumentarán en un 70 por ciento, con una creciente demanda de alimentos de origen animal que inducen un aumento del 19 por ciento en el uso del agua para el sector agrícola.
Para 2035, el agua destinada a los procesos de producción también aumentará en un 50 por ciento. Mientras, un billón de personas permanece hoy sin acceso a agua potable segura y alrededor de 2 mil 600 millones de personas no disponen de saneamiento básico.
EU y Argentina, en alerta
Si al aumento de la demanda se une el deseo de control económico, el rompecabezas parece complejo. El ‘Plan Ejército Argentino 2025’ refleja que un conflicto por el agua dulce es la mayor y posible amenaza para Argentina en las próximas décadas.
Mientras que en Estados Unidos se ha creado el ‘Global Water Futures’ (Futuros Globales del Agua) con el claro objetivo de asesorar a la Casa Blanca y al Pentágono en los temas asociados al agua como elemento de seguridad nacional, según explica el portal electrónico de la institución.
El politólogo Samir Amin dice que la mira está puesta en la Amazonia, una región que será tan cotizada y conflictiva en el plano geopolítico, como lo es hoy el Medio Oriente por su petróleo.
Las evidencias sobran. Y las declaraciones también. Hace más de 15 años Ismail Serageldin, ex vicepresidente del Banco Mundial señaló: «Si las guerras del siglo 20 se libraron por el petróleo, las del 21 se librarán por el agua».
Entonces las miradas se centran en aquellas zonas donde ya hay estrés hídrico: Asia meridional, norte África y Oriente Próximo.
«La escasez de agua contribuye a la generación de conflictos de diferente intensidad y escala», insiste la ONU.
Hasta 2010, el experto Peter Gleick, del Pacific Institute, ha documentado más de 200 conflictos ocasionados por el agua. Construcciones de represas, extractivismo minero en los Andes, privatizaciones de suministro municipal, creación de pozos para evitar los largos desplazamientos de las mujeres africanas… Los ejemplos de lizas son muchos cuando se habla de agua. Y de seguridad.
Fuente: Reforma.com
Por: J.Marcos y M.A. Fernández.
Publicada: 22 de marzo de 2012.