No cabe duda: hasta que lo vives, lo entiendes. Estás recién operado en la cama de tu casa o de un hospital, tan débil o con tantas conexiones, que no puedes cambiar de posición, ni siquiera acomodarte la almohada O bien, es tu hijo, tu hermano, tu papá o tu mamá quien está enfermo al grado de depender de alguien para realizar las funciones básicas de un ser humano.
Es un hecho: tarde o temprano todos necesitaremos de los cuidados de una enfermera, directa o indirectamente. Sin embargo, preocupa saber que, a pesar de que la OMS recomienda tener un mínimo de 84 enfermeras por cada 10 mil habitantes, en México ¡hay sólo 19! Y esta cifra es cierta para las zonas urbanas, pero en las zonas rurales tan sólo hay 1.5.
Se necesita más gente buena la sociedad no está valorando su trabajo; y las pocas enfermeras que se reciben, se van a Estados Unidos en busca de un mejor salario.
Escucho el testimonio de Rosy, una mujer indígena de Los Altos de Chiapas, que con esta vocación en los huesos, decidió dejar a su hijo de nueve meses al cuidado de su esposo y su mamá para venir al DF a estudiar enfermería durante cuatro arios en el Instituto Marillac, y así ayudara su comunidad.
Sólo regresaba a su pueblo dos veces al año. Posteriormente, las estrellas se alinearon y conocí a Xavier de Bellefont, director de AXA Seguros, a quien después de conversar le propuse nos apoyara. Nunca imaginé su gran respuesta y el grado de compromiso y responsabilidad que la empresa tiene al tomar a las enfermeras como causa social.
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