En dos años se ha duplicado el número de personas atendidas por Cáritas, pasando de 400.000 a 800.000. Y la institución sociocaritativa de la Iglesia está al borde del colapso. «Cáritas ya está desbordada. Ya no podemos hacernos cargo de todas las necesidades y 2011 va a ser especialmente crítico para los más desfavorecidos». Lo dice, con voz casi angustiada, el secretario general de Cáritas, Sebastián Mora, en un acto en el que el portavoz del episcopado, Juan Antonio Martínez Camino, hizo entrega de un cheque de 4 millones de euros procedente de los fondos de la Conferencia episcopal española.
Cáritas no da abasto. Además, como dijo Mora, la institución «no puede crecer hasta el infinito y, por otro lado, el Estado no puede ceder sus responsabilidades; las Administraciones no pueden delegar en Cáritas lo que por esencia les corresponde: trabajar por el bien común. Cáritas no puede sustituir la labor del Estado».
Y eso que la institución eclesial hace todo lo que puede y más con la ayuda de sus donantes y de sus 60.000 voluntarios. Porque, como recordó su presidente, Rafael Del Río, «en estos momentos de crisis ha aumentado el número de donantes, lo que refleja la enorme solidaridad social española para con los más necesitados».
Un pequeño gesto
A esta solidaridad se ha querido sumar, por tercer año consecutivo, el episcopado español, que ha detraído cuatro millones de euros de sus fondos para entregarlos a Cáritas. «Un pequeño gesto», como explicó Martínez Camino, en «estos momentos de especial necesidad, en los que tantas personas acuden a Cáritas».
El secretario de la Conferencia episcopal se felicitó por la ola de generosidad social que recorre España, porque «la gente sabe que hay que ayudar a quien todavía está peor» y alabó, especialmente, la labor de Cáritas, una institución a la que calificó de «orgullo de la Iglesia».
Camino insistió repetidamente en que «Cáritas no es una ONG». Preguntado si la Iglesia católica no está abusando, en sus campañas publicitarias, de la imagen de Cáritas y no corre el riesgo, por eso, de convertirse ella misma en una gran ONG, el obispo lo negó tajantemente. «No hay miedo a que la Iglesia sea entendida como una gran ONG, porque la primera aportación de la Iglesia a la sociedad es su labor espiritual».
Protestas con propuestas
Tanto el presidente de Cáritas, Rafael del Río, como el secretario general Sebastián Mora, agradecieron el gesto de los obispos. «Con él demuestran que la opción preferencial por los pobres brota de la esencia del Evangelio y es parte del dinamismo eclesial», explicó Mora en un claro guiño a las corrientes más comprometidas.
Por boca de su secretario, Cáritas quiso lanzar a la sociedad «una protesta unida a una propuesta». La protesta, basada en los datos que reflejan la grave crisis social. Y no sólo el paro. Porque Cáritas subraya, por ejemplo, que son ya 1.328.000 los hogares españoles en los que nadie trabaja. O que casi llegamos al 50% de desempleo juvenil. O que tres de cada 10 hogares tienen problemas para llegar a fin de mes. O que una de cada cuatro niños se encuentra por debajo del umbral de la pobreza.
A esta situación hay que sumar el recorte generalizado a las ayudas al desarrollo y a las ayudas sociales por parte de todas las administraciones. Mientras, como explicaba Mora, «el número de personas que nos llegan derivadas de los servicios sociales aumenta cada vez más».
Y tras la protesta, la propuesta. Cáritas pide que, como dice Mora, «no se sigan poniendo parches» a la lucha contra la pobreza y se avance hacia «un sistema de garantía de ingresos mínimos de inserción y a evitar la anunciada reducción en los recursos del Plan Concertado».
Cáritas solicita una máxima implicación de las administraciones, de la propia Iglesia y de toda la sociedad civil, para aprovechar la crisis y «pasar de una economía del tener a una economía de la gratuidad» y luchar junto a otros contra la pobreza. Porque, según Mora, «la caridad es un corazón que ve y que se compromete».
Fuente: Elmundo.es
Reportera: José Manuel Vidal.
Publicada: 17 de febrero de 2011.
