El estudio, apoyado por BT, se basa en datos del CDP de 2008 y analiza cómo las 100 mayores empresas del mundo establecen actualmente los objetivos de reducción de las emisiones de CO2 y de qué manera éstas son suficientes o no para combatir a largo plazo el cambio climático.
Las mayores empresas del mundo deberían duplicar el ritmo de reducción de sus emisiones de CO2 para lograr evitar los «peligros del cambio climático» y conseguir los objetivos marcados por el Panel Intergubernamental por el Cambio Climático (IPCC), según el informe ‘The Carbon Chasm’ presentado hoy por el Carbon Disclosure Project (CDP).
El estudio, apoyado por BT, se basa en datos del CDP de 2008 y analiza cómo las 100 mayores empresas del mundo establecen actualmente los objetivos de reducción de las emisiones de CO2 y de qué manera éstas son suficientes o no para combatir a largo plazo el cambio climático.
Así, el informe señala que las empresas del Global 100 están consiguiendo actualmente una reducción del 1,9 por ciento de CO2 por año, por debajo del 3,9 por ciento necesario para lograr el objetivo del IPCC de disminuir las emisiones de las economías desarrolladas un 80 por ciento para 2050.
De hecho, de continuar la reducción de emisiones de CO2 al ritmo actual, las mayores empresas del mundo alcanzarían el nivel científicamente recomendado de emisiones en el año 2089, 39 años después de 2050.
«Mientras el 73 por ciento de las empresas del Global 100 han establecido algún tipo de objetivos de reducción, la mayoría necesita ir más lejos y ser más agresivas si pretenden alcanzar a largo plazo las reducciones requeridas», afirma en un comunicado el consejero delegado de CDP, Paul Dickinson.
El informe destaca algunas recomendaciones para «cerrar el abismo actual entre objetivos establecidos y objetivos necesarios». En este sentido, señala que cada empresa debería establecer un objetivo de reducción de emisiones de CO2-equivalente, y que esos objetivos deben tener un año base y un horizonte temporal fijado para su cumplimiento.
Asimismo, sugiere que los gobiernos acuerden objetivos a medio y largo plazo en la cumbre de Copenhague para proporcionar un marco de referencia para que las empresas puedan fijar sus metas, mientras que las compañías deberían reflejar las recomendaciones científicas del IPCC.
La investigación también revela la existencia de «un amplio rango de tipos de objetivos», que presentan dificultades al evaluar su eficacia y querer establecer comparaciones, y recomienda una «mayor armonización» al fijar objetivos alineados con las recomendaciones científicas.