La sequía en USA se ha apoderado del país como nunca antes en la historia reciente. Excepto en Alaska y Kentucky, los 48 estados restantes, además de Puerto Rico, se enfrentan a una crisis hídrica sin precedentes, afectando tanto a las áreas rurales como urbanas. Según el Monitor de Sequía de EE. UU., más del 45% del país se encuentra actualmente bajo condiciones de sequía, lo que impacta de manera crítica la agricultura, los recursos hídricos y, en consecuencia, la economía. Las altas temperaturas registradas durante el verano pasado, que superaron varios récords históricos, exacerban la situación, ya que continúan afectando la humedad del suelo y la atmósfera a pesar de la llegada del otoño.
Más de 150 millones de personas están directamente afectadas por la sequía en USA, con un aumento del 34% en comparación con la semana pasada, y un alarmante incremento del 150% respecto al mes anterior. Estas cifras subrayan la gravedad de la crisis climática en el país, cuya economía también resiente la falta de agua: más de 318 millones de acres de cultivos están bajo sequía, lo que supone un aumento del 57% en tan solo un mes. Este fenómeno es solo una de las tantas consecuencias del calentamiento global, una realidad que se ha visto acelerada por la quema masiva de combustibles fósiles a nivel mundial.
La sequía en USA impacta la agricultura y los recursos hídricos
Las consecuencias de la sequía en USA se sienten en todo el sistema agrícola del país, que depende de la disponibilidad de agua para mantener los niveles de producción y asegurar el suministro alimentario nacional e internacional. Según el Sistema Nacional Integrado de Información sobre Sequías, esta crisis ha incrementado la dependencia de las aguas subterráneas, que proporcionan más del 40% del agua utilizada en la agricultura y para el suministro doméstico en Estados Unidos. Sin embargo, este recurso no es infinito. «El aumento del bombeo de aguas subterráneas durante las sequías pone en riesgo la disponibilidad futura de estos suministros», advierte el informe.
En California, uno de los estados más dependientes de la agricultura, los efectos han sido devastadores. En 2022, la sequía prolongada le costó al estado 1,700 millones de dólares en ingresos agrícolas, afectando seriamente su economía. Las condiciones secas también han reducido los niveles de agua en ríos y otras vías fluviales, lo que limita las rutas de transporte y aumenta los costos logísticos. Estos incrementos de costos se transfieren directamente a los consumidores, quienes enfrentan un aumento en el precio de productos básicos y alimentos. «Las sequías afectan los recursos hídricos, la agricultura y el transporte, lo que puede tener un impacto general en la economía», explica el Dr. Lifeng Luo, profesor de ciencias ambientales en la Universidad Estatal de Michigan.
Cambio climático y fenómenos extremos
Las temperaturas extremas no solo afectan la cantidad de agua disponible, sino que también alteran los patrones de precipitación. Aunque podría parecer contradictorio, las sequías no siempre se deben a la falta de lluvias. El Dr. Luo explica que «el cambio climático puede provocar fenómenos extremos en ambas direcciones». Por un lado, las lluvias intensas y repentinas, como las que han azotado algunas regiones, no permiten que el agua se infiltre adecuadamente en el suelo, lo que genera inundaciones en lugar de un alivio a largo plazo. Por otro lado, las temperaturas elevadas aceleran la evaporación, reduciendo aún más la humedad en la tierra.
Este desequilibrio en el ciclo del agua se ha convertido en un problema global. El mes pasado, un informe alarmante señaló que el ciclo del agua en el mundo estaba «desequilibrado por primera vez en la historia de la humanidad», afectando a casi 3,000 millones de personas que ya enfrentan escasez de agua. Las temperaturas anormalmente altas que se han registrado en los últimos años aceleran este proceso, incrementando la gravedad de las sequías en USA y en todo el mundo.
El riesgo climático bajo la administración Trump
A medida que EE. UU. enfrenta esta sequía sin precedentes, los expertos en clima también están preocupados por las consecuencias políticas que podrían agravar aún más la crisis climática. Con la victoria de Donald Trump en las recientes elecciones, un presidente conocido por su postura negacionista frente al cambio climático, se teme un retroceso en los esfuerzos globales para mitigar el calentamiento global. Trump ha prometido retirar a Estados Unidos, una vez más, del Acuerdo de París, lo que podría debilitar significativamente la diplomacia climática a nivel mundial.
«Una administración de Trump sería devastadora para el planeta», afirmó Bill Hare, científico de Climate Analytics, quien advierte que las políticas de Trump podrían llevar a un aumento masivo en la emisión de gases de efecto invernadero.
Durante su campaña, Trump se refirió al cambio climático como «un gran engaño», y desestimó la importancia de la energía limpia. Esto ha generado gran preocupación entre los activistas ambientales, quienes temen que las decisiones políticas de su gobierno empeoren las condiciones actuales y dificulten aún más la lucha contra el calentamiento global. Rachel Cleetus, directora de políticas de la Unión de Científicos Preocupados, añadió:
«La nación y el mundo pueden esperar que la administración entrante de Trump use una bola de demolición para desmantelar la diplomacia climática global».
Rachel Cleetus, directora de políticas de la Unión de Científicos Preocupados.
Esta situación ya ha generado una respuesta negativa en Europa, donde líderes climáticos y políticos expresaron su desesperación ante la noticia de su victoria. Sin embargo, muchos activistas llaman a no rendirse en la lucha por la preservación del planeta, insistiendo en que aún se puede controlar el daño si se toman medidas urgentes.
¡La lucha contra el cambio climático no puede detenerse bajo ninguna administración!
La sequía en USA es un claro reflejo de la creciente amenaza que representa el cambio climático. Con más del 45% del país bajo condiciones de sequía, la agricultura, los recursos hídricos y la economía están siendo severamente afectados. Sin una acción decidida para mitigar el calentamiento global y restaurar el equilibrio en el ciclo del agua, estos problemas solo continuarán empeorando.
La llegada de Donald Trump a la presidencia añade un nivel de complejidad alarmante. Su enfoque negacionista y su disposición a retirar a EE. UU. de los acuerdos climáticos internacionales representan una amenaza grave para el planeta. A pesar de ello, los expertos y activistas climáticos siguen haciendo un llamado urgente a la acción, insistiendo en que la lucha contra el cambio climático no puede detenerse si se quiere evitar un futuro devastador.