En lo que respecta al T-MEC, que se espera entre en vigor para la segunda mitad de 2020, el titular de la Sader (Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural), Víctor Manuel Villalobos, afirma que se marcará un antes y un después en el sector agropecuario de América del Norte por las implicaciones medioambientales del mismo.
Bajo la premisa de un sector primario sustentable, el nuevo Tratado prevé nuevas disciplinas enfatizando una mayor eficiencia y un uso racional del suelo y del agua.
Hay que reconocer que se tiene que ser más eficientes en la reconversión de los recursos naturales en alimentos y, sobre todo, en la huella hídrica. En materia, el país tiene un amplio margen de mejora que cubrir, puesto que, por ejemplo, la producción de una manzana requiere de 70 litros de agua, mientras que la tecnología ahora disponible permite producir la misma manzana por 35 litros, sostiene el secretario, quien es ingeniero agrónomo de profesión.
Respecto a la realidad del cambio climático, el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá, deja plasmado el compromiso de los aliados de América del Norte por implementar una agricultura sustentable, puesto que, según palabras del secretario:
No podemos seguir incrementando la producción a expensas de la ampliación de la frontera agrícola.
Posterior a la ratificación del Senado mexicano sobre la última versión del tratado en diciembre, el presidente estadounidense, Donald Trump, firmó el pasado 30 de enero la legislación para implementar el T-MEC en Estados Unidos, lo que deja solo la ratificación legislativa de Canadá, misma que se espera en las próximas semanas para que el acuerdo entre en vigor la segunda mitad del 2020.
Entre tanto, el secretario afirmó que las reuniones que ha mantenido con Sonny Perdue, su contraparte estadounidense, con motivo de concretar los detalles de la implementación del tratado en lo que al sector agropecuario concierne, se mantendrán.
Ahora bien, en el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, la Sader de Villalobos ha lidiado con recortes importantes, por lo que, se han visto reducidos los subsidios que la secretaría les otorgaba al campo. Aun así, el secretario afirma que un mayor presupuesto no se traduce necesariamente en mejores resultados, lo que se demostró cuando México volvió a romper su récord en exportaciones agroalimentarias y con que el aumento del PIB del sector primario creciera 1.9% mientras que el PIB nacional se contrajo 0.1%.
Destacó que la relación con el empresariado del sector es buena, pues los productores comprenden que las practicas con las que el gobierno subvencionaba la agricultura ya no se están dando y están entendiendo que ahora hay una nueva forma de operar, de modo que se está promoviendo una agricultura más competitiva y no necesariamente sustentada en los subsidios del gobierno.
Aun así, se aseguró que no solo habrá más inversión en el agro, sino que el gasto en capital llegará a regiones en las que se ha invertido poco, es decir, al sur del país. Tradicionalmente se ha concentrado la inversión en la región norte, donde abunda el capital, pero hay falta de terreno, agua y mano de obra, siendo que la última se satisfacía con los migrantes del sur. El nuevo plan es llevar esa inversión al sur, donde hay agua, gente, superficies y suelos aptos.
Estas acciones entrarían dentro de la estrategia de la secretaría para este sexenio, la cual busca promover una actividad agropecuaria inclusiva, eficiente y sustentable.
Refirió que las malas prácticas del pasado como el tratar de imponer un sistema productivo de climas templados en las condiciones de índole tropical que reinan en el sur se verán modificadas para optimizar la producción de lo que tradicionalmente se genera en el clima de la región, tal como el mango, la papaya, la piña, el café y el cacao.