Son cerca de 125 voluntarias, quienes día a día dibujan sonrisas de color “rosa” sobre los muchas veces afligidos rostros de las personas que, por causas propias o ajenas, están en los hospitales. Julie Boker, presidenta del Patronato de las Pink Ladies, afirma que “hago esto porque es mi manera de regresarle algo al país, por todo lo que me ha dado y he recibido de él.
Alguien tiene que darle las gracias a México y echarle la mano a quien necesita ayuda”, confiesa la presidente del Patronato.
Como muchas de las damas activistas de origen extranjero, Boker nació, creció y se desarrolló en México.
Desde hace 18 años se desempeña como voluntaria, vocación heredada de Ruth, su mamá, quien también lo fue.
Julie comparte las razones que mueven al equipo a regalar su tiempo en los hospitales de Observatorio y Santa Fe, donde cada una se compromete a entregar mínimo 75 horas de servicio en seis meses.
Reforma, Suplemento Club, p. 76-81
