Con un elenco idílico y bajo el mando de la actriz y productora Olivia Wilde, Don’t Worry Darling (2022) se ha convertido en una de las películas más esperadas del año actual, puesto que fusiona un thriller muy atractivo con la interpretación de dos grandes estrellas: el multifacético artista Harry Styles y la talentosa actriz Florence Pugh, quienes dan vida a los personajes que desarrollan esta trama.
Los avances del filme han aumentado las expectativas, pero también se ha incrementado la polémica sobre si existió brecha de género entre Harry Styles y Florence Pugh, pues existen indicios que van desde una declaración de Wilde agradeciendo al británico por aceptar hacer un papel secundario y soportar el protagonismo de Pugh, hasta una fuente que asegura que hubo una gran diferencia salarial.
Si bien, Wilde ha declarado que no existió un pago inequitativo entre sus actores, lo cierto es que muchas actrices han visto durante años que su éxito no es valorado, ni retribuido como el de sus compañeros masculinos, práctica que se ha visibilizado con los movimientos feministas, y que podrían estar repercutiendo en que exista una nueva ola de equidad en el cine.
¿Discriminación salarial o una forma de misoginia?
Como lo indica ONU Mujeres, en el mundo existe una brecha salarial del 30% entre hombres y mujeres, lo que se traduce en que por cada dólar que ganan ellos, ellas reciben .7, esto a consecuencia de que las mujeres no suelen acceder a puestos directivos, ni tener ascensos constantes en sus lugares de trabajo.
Las limitaciones profesionales de las mujeres, derivadas del rol social que se les ha impuesto, suelen reflejarse también en sus salarios y su exclusión en ciertos círculos.
Así como en cualquier industria, en el mundo cinematográfico, este problema ha proliferado por años —o casi siglos—, incluso en tiempos muy recientes, pues un estudio de El País, reveló que, por ejemplo, Scarlett Johansson, la actriz mejor pagada en 2018, obtuvo 50 millones euros por su trabajo frente a los 69 que recibió Chris Hemsworth, uno de sus coprotagonistas en la multitaquillera saga de Marvel, The Avengers (2012). La investigación arrojó que, de más de 1,300 citas analizadas, las actrices ganaban en promedio un millón menos que sus contrapartes masculinas.
A esto se les suman los casos de Mark Wahlberg y Michelle Williams en All the Money in the World (2017), él cobró 1.5 millones de dólares por 10 días de trabajo y ella solo 1,000; el de Natalie Portman que recibió tres veces menos sueldo que su coprotagonista Ashton Kutcher por Amigos con derechos (2011); o el de Gal Gadot a quien por realizar Wonder Woman (2017) recibió 300,000 dólares muy poco frente a lo que se le ofreció a Henry Cavill que ganó 14 MDD por darle vida a Superman.
Por lo que al tener estos antecedentes, es sencillo que una noticia no sustentada, como en la que se informó que había una brecha de género entre Harry Styles y Florence Pugh, haya cobrado tanta fuerza y removido que, pese a los avances, aún existen espacios en los que las mujeres reciben una menor remuneración por un trabajo igual al que hacen los hombres.
Una nueva visión: No hubo brecha de género entre Harry Styles y Florence Pugh
Ante la acusación del sitio Showbiz Galore, sobre la brecha de género entre Harry Styles y Florence Pugh, que reportó dicho medio consistía en 700 mil dólares para ella y 2.5 millones para Styles, la productora de la película Olivia Wilde respondió que esto no era realidad y se trataba de una noticia para atraer tráfico y generar especulación.
«Pero lo absurdo del clickbait inventado y la reacción posterior con respecto a una disparidad salarial inexistente entre nuestros actores principales y secundarios realmente me molestó.
Soy una mujer que ha estado en este negocio durante más de 20 años, y es algo por lo que he luchado por mí y por los demás, especialmente siendo directora. No hay absolutamente ninguna validez para esas afirmaciones”.
Olivia Wilde, productora y actriz.
En este sentido, Wilde ha tratado de ser muy clara en cuanto a cómo ha manejado el proyecto, al cual además de centrarlo totalmente en el personaje de Pugh, ha respaldado con acciones la comodidad y seguridad de su protagonista, así lo confirmó desde el inicio de la filmación, cuando despidió al actor Shia LaBeouf —que había sido elegido para el papel que después tendría Styles—, argumentando que el modo de trabajo de este podría poner en una situación vulnerable a Florence Pugh.
«[LaBeouf] tiene un proceso que, en cierto modo, parece requerir una energía combativa, y en lo personal no creo que sea propicio para las mejores actuaciones. Considero que crear un ambiente seguro y de confianza es la mejor manera de lograr que las personas hagan su mejor trabajo.
En última instancia, mi responsabilidad con la producción y el elenco es protegerlos. Ese era mi trabajo”.
Olivia Wilde, productora y actriz.
Cabe señalar que la visión incluyente de la productora fue cuestionada, ya que declaró que agradecía a Styles el aceptar el papel, pues era difícil que un actor aceptara estar a la sombra de una protagonista mujer, lo que fue tomado como una manera de alabar al artista por un acto que debería ser un comportamiento natural, no una situación celebrada.
Equidad, la herramienta para erradicar las desigualdades
El trabajo y la carrera que está consolidado Wilde en la industria podría ser el inicio para que mejoren las condiciones de artistas, guionistas, productoras, directoras y hasta staffs, a quienes el reconocimiento y las oportunidades habían estado llegando a cuenta gotas, dado que muestra que el talento y la forma en que las mujeres gestionan proyectos ambiciosos como Don’t Worry Darling, no desmerece en esfuerzo.
Por lo que continuar fortaleciendo la equidad en todos los niveles siempre será una apuesta por una sociedad mejor, incluso es una de las metas de la Agenda 2030, que contempla en su Objetivo de Desarrollo Sostenible 5: Igualdad entre los géneros y empoderar a todas las mujeres y las niñas. A esto, las empresas pueden contribuir enormemente al impulsar salarios justos, ascensos indiscriminados y apoyando a su personal femenino como parte de su Responsabilidad Social.
Al ejercer este poder injerencia, las compañías se ven beneficiadas no solo en reputación sino en todo lo que el talento femenino puede aportar desde su experiencia, aumentando su rentabilidad, diversidad, imagen y transparencia, como lo demostró Wilde en el supuesto de la brecha de género entre Harry Styles y Florence Pugh.