Ahora que cada vez más empresas se encuentran preocupadas por promover el equilibrio entre la vida personal y las actividades laborales de sus colaboradores, previniendo el síndrome de burnout y otros padecimientos similares, es muy común encontrarse con compañías que implementen horarios más flexibles, licencias más amplias de paternidad e incluso políticas para incrementar las vacaciones. Estos esfuerzos las han convertido en objeto de deseo en el mercado laboral, pero ¿qué sucedería si, contrario a esta tendencia, tu jefe te solicitara trabajar un fin de semana voluntariamente?
Esta solicitud llegó recientemente a los colaboradores de la marca Urban Outifitters, trabajar sin sueldo los fines de semana de octubre, el mes más ocupado del año; a fin de «recoger, empaquetar y preparar envíos».
Los voluntarios deberán trabajar turnos de seis horas a cambio de comida y transporte, si es necesario. Además, la empresa recomienda a los participantes llevar zapatos cómodos y ropa deportiva para las actividades necesarias.
Esta solicitud ahorra a la compañía el costo del pago de salarios durante la apertura de un nuevo centro de distribución, apelando al compromiso de sus colaboradores para brindar apoyo a la organización en tiempos difíciles y disfrazándolo como un esfuerzo para promover el trabajo en equipo.
Sorprendentemente, la marca asegura que la respuesta de sus trabajadores ha sido positiva, aunque la medida sin duda alguna es controversial y los resultados aún están por verse.
El miércoles, Urban Outfitters se convirtió en el quinto minorista que acabó con las guardias a la hora de notificar a sus empleados sobre los horarios de trabajo en sus tiendas de Nueva York, tras la iniciativa liderada por el fiscal general de Nueva York, Eric Schneiderman. La compañía se comprometió así a proporcionar los horarios a sus empleados al menos siete días antes del inicio de la semana de trabajo.
Las acciones de la compañía cerraban el jueves al alza, con subidas del 1.88 por ciento. Sin embargo en lo que llevamos de año sus títulos han caído un 10.48 por ciento y en los últimos 12 meses han borrado un 13.72 por ciento de su valor.